El presidente del Instituto de la Empresa Familiar (IEF), Ignacio Osborne (Tenerife, 1953), alerta, como muchos empresarios gallegos, de los problemas que tiene el tejido empresarial para encontrar jóvenes cualificados, por lo que insta a apostar por la formación dual para resolver el problema. "Parece que el mercado laboral, con los cambios tan grandes y rápidos que hay hoy, va muy por delante de la formación", sentencia Osborne, que lamenta que las universidades "no están adecuando sus programas educativos" a los puestos que se van a necesitar en el futuro, especialmente en el ámbito digital.

- ¿En qué situación están las empresas familiares españolas?

-En los últimos dos años, después de que se haya sobrepasado la crisis, la situación es bastante buena económicamente para las empresas familiares y, en general, también para el resto. Las exportaciones han crecido mucho y las compañías están en una situación mejor. Ahora bien, todavía queda crecer un poco más y, sobre todo, que haya nuevas empresas para generar empleo y bajar el paro, principalmente el juvenil, que es un problema grave que tiene España.

- ¿Cómo afectó la crisis a las empresas familiares?

-Los datos que tenemos reflejan que durante la crisis se perdió menos empleo en las empresas familiares que en las no familiares.

- ¿Por qué?

-La visión a largo plazo y el componente social de las empresas familiares son factores muy importantes. Durante la crisis lo pasamos mal y las empresas tuvimos que apretarnos el cinturón. Sobre todo se incrementó el esfuerzo en internacionalización y exportación ya que la tendencia de consumo en España era a la baja.

- ¿Han aprendido algo de esta experiencia? ¿Están centrándose de nuevo en el mercado doméstico?

-Las dos cosas. Todo lo que se ha aprendido de internacionalización ha sido posible, en buena medida, por la digitalización y el e-commerce. Y al mismo tiempo, al haber mejorado ligeramente el consumo en el mercado doméstico, nos hemos concentrado también en recuperar lo perdido en nuestro país.

- Antes hablaba de crear más empleo y seguir creciendo. ¿Tienen cifras concretas? ¿Cómo se puede mejorar la rentabilidad para hacer esto posible?

-En el instituto, más que ver la creación de empleo como un objetivo lo vemos como una consecuencia del crecimiento. Lo que decimos es que el entorno económico y comercial debe mejorar para que las empresas que existan crezcan y, para las que no existan, las condiciones sean más fáciles para que los nuevos emprendedores no solo se queden en eso, sino que también acaben siendo grandes empresarios. Y decir cifras es muy complicado. Hemos visto que los últimos años se ha creado empleo, pero siguen presentes dos problemas por la inercia negativa de la crisis: los sueldos son muy bajos y el paro de la gente joven es muy alto en comparación con Europa.

- ¿No tienen cabida los jóvenes?

-En las encuestas los empresarios resaltan que la formación es un elemento fundamental para que las compañías crezcan y para que surjan otras nuevas. Hay que potenciar la formación dual, que es una formación profesional, no solo universitaria, para que se pueda compaginar con trabajos en las empresas.

- ¿Por qué no termina de acompasarse la oferta universitaria con la realidad empresarial?

-En el empresariado existe la sensación de que no se encuentran personas, sobre todo jóvenes, cualificadas. Parece que el mercado laboral, con los cambios tan grandes y rápidos que hay hoy, va muy por delante de la formación. Las universidades no están adecuando sus programas educativos para que salga gente cualificada para los puestos de trabajo que vamos a necesitar, sobre todo en temas digitales, que es lo que va a demandar el mundo en los próximos años.

- Los sindicatos, políticos y algunos empresarios destacan ya la pertinencia de subir los salarios. ¿Comparte su opinión o a las empresas les preocupa más perder competitividad?

-Al final no es cuestión de que alguien diga "señores, suban ustedes los salarios". Cuando el mercado mejore, la ley de la oferta y la demanda hará que suban los salarios. No es cuestión de acuerdos. Si nuestros mercados no nos están pidiendo productos más caros, lo que puede producirse si se suben los sueldos de forma descontrolada es que la competitividad baje, por lo que tendríamos que aumentar los precios de venta de forma forzada. Perderíamos competitividad, bajarían las ventas y otra vez nos iríamos a un círculo vicioso en el que no podríamos contratar a más gente. Con la competitividad que tenemos y con lo bien que nos va con las exportaciones, debemos seguir por esta senda para que, al final, con mejor rentabilidad llegue la inflación.

- ¿Considera que la Administración fomenta el entorno idóneo para incentivar el crecimiento?

-Pedimos dos cosas. Por un lado, simplicidad, porque la Administración es tremendamente compleja para el empresario y hay demasiada regulación. Y, por otro, seguridad jurídica a largo plazo tanto en temas fiscales como de seguridad laboral y social. El empresario necesita saber que todo lo que concierne a la vida de la empresa va a seguir siempre así. De lo contrario, no se puede hacer una planificación. Los empresarios no piden menos impuestos, sino que los que hay no se cambien todo el tiempo porque eso descalabra un plan de negocio.

- ¿Cómo está influyendo la actual situación en Cataluña?

-Lo que influye negativamente en la economía es la incertidumbre. No cabe duda de que la unión de la retracción de consumo y de inversión en Cataluña, de la que ya existen datos, afectará. Ya han empezado a bajar las previsiones de crecimiento para el año que viene.

- ¿Cuál es la clave para que la empresa familiar funcione?

-Es muy importante velar por el negocio. Las empresas familiares normalmente son muy longevas y si se quedan haciendo lo que hizo el fundador, morirían rápido. El secreto es estar todo el tiempo renovándose y reinventándose y para eso hay que mirar al mercado y al negocio. En segundo lugar, hay que tener en cuenta al accionariado, que son los que se están jugando el capital.

- ¿Aprueban en materia de innovación?

-Sin duda. Es fundamental tener la mente abierta al cambio. No se están quedando atrás. Las que se quedan atrás, se mueren. En el mundo tan cambiante que tenemos o te apuntas al cambio o la supervivencia es muy complicada.