El naval gallego vive tiempos "favorables" de mano de la demanda creciente de pesqueros y a su especialización en buques oceanográficos, principalmente. A falta de la entrada en vigor de al menos ocho barcos -entre ellos los siete asignados por Nueva Pescanova a Armón Vigo y Burela-, la industria de construcción naval ha concluido el ejercicio con un volumen de facturación superior a los 2.000 millones de euros, si se contabilizan los pedidos de la multinacional pesquera y el megaarrastrero adjudicado por Russian Fishery a Metalships & Docks. Una cifra que supera un 24% las ventas del sector el año pasado y aparejada a los 29 contratos en ejecución a día de hoy. Con los pedidos pendientes de firma, pero ya asignados, los astilleros suman una cifra de contratos (37) que solo superan a día de hoy los de Polonia, Rumanía y Holanda, según los datos de la European Ships and Maritime Equipment Association, SEA Europe. Por debajo están potencias como Italia o Alemania.

Según el balance divulgado ayer por la Asociación Clúster del Naval Gallego (Aclunaga) el año concluyó con un incremento del 30% en plantilla, hasta los 14.200 empleados en las 118 compañías que conforman el sector. A este buen diagnóstico, que para Aclunaga anticipa un 2018 de "buenas expectativas", se suma el aumento exponencial de nuevos pedidos firmados hasta septiembre por importe de 500 millones. Los astilleros gallegos acumulan el 40% del total de la cartera española a 30 de septiembre. Después de esa fecha Armón Vigo se adjudicó dos nuevos pesqueros para la armadora argentina Moscuzza, además de los de Pescanova, y Construcciones Navales Paulino Freire pelea por un oceanográfico de más de 65 metros para el Royal Belgian Institute of Natural Sciences (Rbins).

Solo el megacrucero de lujo que Hijos de J. Barreras hará para la armadora Ritz-Carlton Yatch Collection asciende a 250 millones de euros. Pero además Metalships & Docks se ha erigido como el único astillero no ruso en asumir la construcción de uno de los pesqueros de última generación promovidos por el Kremlin dentro del proceso de renovación de su flota pesquera. Iniciativa en la que entraron además otras compañías auxiliares.

Pese a estas cifras, los responsables de Aclunaga evitan los triunfalismos y apuntan a la necesidad de promover una "ambiciosa política sectorial, apoyada en una estrategia común europea frente a la competencia exterior". El clúster recordó la "mayor presión" a la que se verá sometida la industria ante las "políticas crecientemente proteccionistas, fuertes apoyos de financiación y subsidios y desigual aplicación de las exigencias ambientales". Y ha puesto el ejemplo de China, que aspira a introducirse en el mercado internacional de alta tecnología naval, del que Europa es uno de los principales exponentes. Además, Aclunaga defendió una mayor colaboración público-privada para "potenciar el apoyo financiero" en proyectos de innovación a fin de adaptar al naval gallego a la industria 4.0.