El mercado laboral gallego lleva varios años con una buena evolución tanto en la reducción del paro como en la creación de empleo como consecuencia de la recuperación económica. Sin embargo, pese a esa buena tendencia, la comunidad está aún muy lejos de volver a los niveles de ocupados previos a la crisis, a cierre de 2007, para lo que necesitaría casi un lustro de aumentos de la afiliación a la Seguridad Social como el registrado el año pasado. Galicia acabó 2017 con 985.448 cotizantes, 21.713 más que un año antes (963.735), pero esa cifra supone contar con 97.060 puestos de trabajo menos que antes de que la economía gallega entrase en dificultades y se encaminase a una doble recesión. Para recuperar esos 97.000 empleos, la comunidad precisaría seguir con el alza de las afiliaciones registrada en 2017 (unas 21.000 anuales) otros cuatro años y medio, con lo que Galicia alcanzaría los niveles de empleo de 2007 a mediados de 2022.

Esta estimación -dejando al margen el debate sobre la calidad de los puestos de trabajo creados- dista mucho de la correspondiente al conjunto del Estado, donde la previsión es que en año y medio la economía española alcance los niveles de ocupados precrisis. España cerró el mes pasado con 18.460.201 afiliados a la Seguridad Social, 611.146 más que un año antes, con lo que a este ritmo el país sólo necesitará 18 meses para crear los 912.576 empleos que le separan de los 19.372.777 con los que cerró 2007. Esta situación equivale a que el mercado laboral gallego tardará el triple de tiempo que el español en alcanzar las cifras de ocupación precrisis.

Por provincias, la gallega que presenta un mejor comportamiento y que está más cerca de volver a cifras de afiliación previas al inicio de las dificultades económicas es A Coruña. El año pasado sumó 8.664 personas a su nómina de trabajadores, lo que la deja con un total de 422.402 cotizantes. Para llegar a las cotas de diciembre de 2007, cuando contabilizaba casi 450.000 empleos (unos 27.500 más), precisa mantener el actual ritmo de creación de puestos de trabajo algo más de tres años, el doble que en el conjunto del Estado.

La segunda provincia con mejor evolución de Galicia es Pontevedra, pero al mismo nivel que el conjunto de la comunidad gallega. Necesita otros cuatro años y medio de crecimiento del empleo como el registrado en 2017 para que su mercado laboral alcance el número de ocupados que tenía antes de la crisis. La provincia acabó el año pasado con 340.823 cotizantes, 10.177 más que al cierre de 2016, pero aún le faltan 46.248 para llegar a los 387.071 que tenía hace una década.

El escenario es mucho más desalentador en los casos de Ourense y Lugo, que necesitarán 7,3 y 8,9 años respectivamente para recuperar las cifras de ocupados previas a la crisis. La provincia ourensana finalizó 2017 con 102.018 afiliados, solo 1.385 por encima del ejercicio anterior, por lo que, de mantener el ritmo del año pasado, alcanzaría las cifras de 2007 (112.166 cotizantes, 10.148 más que ahora) a principios de 2025.

Mientras, Lugo sumó el año pasado 1.487 afiliados a la Seguridad Social, hasta contabilizar 120.205, pero aún le faltan otros 13.191 para llegar a los registrados hace una década, casi 133.400. Esto supone que al ritmo actual de creación de empleo la provincia lucense tardaría casi nueve años en recuperar los niveles precrisis, un hito que se produciría a finales de 2026.