Rodrigo Rato, exministro de Economía, exgerente del FMI y expresidente de Bankia condenado en el caso de las tarjetas blackblack, procesado por el fiasco de la salida a Bolsa del banco e investigado por presuntos delitos fiscales con su patrimonio, hizo ayer, en el Congreso de los Diputados, aceradas acusaciones contra sus antiguos compañeros del PP, las más explícitas que ha realizado desde que en 2012, con su dimisión en Bankia y posterior rescate público de la entidad, cayera en desgracia quien había dirigido la política económica española entre 1996 y 2004. Rato trató de ajustar cuentas ante la comisión parlamentaria que investiga la crisis financiera y acusó al ministro de Economía, Luis de Guindos, de haber conspirado contra Bankia e implicó a otros miembros del Gobierno en un supuesto complot contra él.

"Durante mis conversaciones con De Guindos sobre Bankia en marzo, abril y mayo de 2012, éste se apoyó en los principales competidores de Bankia, a los que llegó a encargar fijar cuáles eran las provisiones necesarias para el banco", dijo el exministro de Economía. Y añadió: "Esos mismos competidores fueron, sin duda, los grandes receptores de los depósitos que salieron de Bankia tras su nacionalización". Según esta versión de Rato, las conversaciones mantenidas por De Guindos con los presidentes del Santander, Emilio Botín (fallecido en 2014); de CaixaBank, Isidro Fainé, y del BBVA, Francisco González, fueron más allá de meros encuentros para comentar la preocupación en los mercados internacionales, como declararon los banqueros ante el juez del caso Bankia en 2013. Rato remarcó que el Banco de España fue "excluido" de esos contactos: "Se le ocultaron estas reuniones".

Dos andanadas más contra De Guindos: "En enero de 2012 el nuevo ministro se estrenó ante la opinión pública internacional afirmando que el sector bancario español necesitaba 50.000 millones adicionales. Las acciones de todos los bancos empezaron a caer"; "El 6 de mayo, me exigió la dimisión, que se hizo efectiva el 9 de mayo, y la acción de Bankia se desplomó". De Guindos fue secretario de Estado de Economía siendo Rato vicepresidente económico del Gobierno de Aznar. La forma en que acabó la relación entre ambos ya se puso de manifiesto en 2016, cuando De Guindos, en su libro España amenazada España amenazada, criticó el papel de Rato en Bankia y la forma en que antes había llegado a la presidencia de Caja Madrid. El actual ministro de Economía afirmó ayer que Bankia está ahora "bien gestionada, es solvente y sin injerencias políticas"

El formato de la comparencia de ayer -con intervenciones de los portavoces políticos y réplicas del exministro, pero sin interrogatorio- favoreció a un Rato que utilizó sus dotes de parlamentario para fajarse con los diputados. Algunos de ellos se refirieron a él como "delincuente compulsivo" y "político delincuente". Este último fue el caso de Esther Capella, de ERC, a la que el compareciente respondió: "Yo no soy un político delincuente, no se lo puedo consentir. A mí me acusan de unas remuneraciones no legales [el dinero de las tarjetas black, por el que está condenado], que sostengo que eran legales pero yo no era político. Fui político 30 años y nadie me ha acusado de nada".

Rodrigo Rato, que este año volverá a sentarse en el banquillo acusado de falsedad contable y estafa en la salida a Bolsa de Bankia, incidió, como también hizo en sus comparecencias ante los jueces, en que el proceso estuvo supervisado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Banco de España. Y cuestionó la decisión de su sucesor, José Ignacio Goirigolzarri, de pedir 19.000 millones para el rescate público del banco.

Había cierta expectación por observar cómo se conducía el PP en la comparecencia de Rato. De la misión se encargó Miguel Ángel Paniagua, diputado desde 2016 y dirigente en Palencia, en lugar de otros portavoces habituales y más experimentados. Paniagua habló de "tristeza y pena" por el "daño que ha hecho al partido". Rato apuntó entonces hacia sus antiguos correligionarios, refiriéndose en particular a la investigación sobre su patrimonio personal y al episodio de su detención, el 15 de abril de 2015, por supuestos delitos fiscales: "Un día antes (...) el ministro de Justicia, Rafael Catalá, contó en TVE algunos de mis datos fiscales. Antes había sido el ministro de Hacienda, quien con más habilidad, comentó en el Congreso una información en la que se decía que me estaba investigando. Además, tres personas, un exdirector de un periódico, un ex alto cargo del PP y un articulista me dijeron, días antes, que el Gobierno quería meterme en la cárcel". Y espetó sobre la ministra de Empleo, Fátima Báñez: "Ya en febrero le dijo a mi secretaria que se fuera separando de mí porque yo iba a tener problemas con Hacienda".