En una economía sana, los salarios son la principal fuente de ingresos de los habitantes. Miden la capacidad de un territorio para generar actividad y, por tanto, riqueza e ingresos públicos para luego financiar los servicios que prestan las administraciones y redistribuir los recursos en una sociedad. La crisis se llevó por delante cualquier parecido con ese aspirado equilibrio. El número de asalariados en Galicia abandonó el récord de 910.500 alcanzado en 2007 y todavía en 2016, con dos años ya de incremento del Producto Interior Bruto (PIB), rondaban los 767.000.

Los pensionistas no paran de aumentar. Hay casi 80.000 más que en 1999 que lo fueron todo el año, a lo que hay añadir los que en algún momento fueron, según la Agencia Tributaria, asalariados y desempleados. Más de 45% de las retribuciones en Galicia viene de las pensiones.