El currículum de Luis de Guindos es lo suficientemente largo para que la sombra de la crisis financiera española le envuelva desde mucho antes de que asumiera la cartera de Economía en el año 2011. Fue secretario de Estado bajo las órdenes del entonces ministro y vicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato, entre los años 2000 y 2004, los años en los que los expertos fechan el inicio de la burbuja inmobiliaria. Tres meses después de que el PP perdiera las elecciones frente a Zapatero, en 2004, entró en Lehman Brothers como miembro asesor del Consejo Asesor para sus actividades en Europa y luego saltó a la división financiera de PricewaterhouseCoopers (PwC). Fue durante su etapa en la auditora, el 8 de abril de 2010, cuando De Guindos presentó públicamente el Informe de Reestructuración de Cajas de Ahorros y la reforma de su regulación. Un auténtico tratado contra lo que el propio ministro definió entonces como "corralitos regionales".

"La gente no quiere ni cajas gallegas, ni madrileñas, ni catalanas, lo que quiere son cajas solventes que den liquidez a la economía -defendía-. Se deben eliminar las restricciones a las integraciones regionales". Caixanova y Caixa Galicia negociaban en aquel momento una fusión en la que algunos veían injerencias políticas y la entidad coruñesa, dirigida por José Luis Méndez, estaba auditada, precisamente, por PwC, que también se encargó de realizar otro informe de parte para sobre la fusión. Aunque en su comparecencia de ayer en la comisión del Congreso que investiga lo ocurrido en el sector financiero quiso centrarse en el caso de Bankia, a De Guindos le tocó enfrentarse con su pasado. "Usted está en el informe de fusión de las cajas gallegas, ¿le entregó una copia a la señora Currás?", le inquirió Pedro Saura, el diputado socialista, en referencia a la exconselleira de Facenda y anterior secretaria de Estado de Presupuestos, una de las responsables políticas que, supuestamente, intervinieron en las conversaciones sobre la fusión. Inicialmente las cajas gallegas sopesaron integraciones con entidades de otras comunidades, pero finalmente optaron por fusionarse entre ellas.

Ni ante las recriminaciones de muchos de los diputados por su famosa frase de que el rescate a la banca no le costaría "ni un euro al contribuyente", el ministro de Economía quiso hacer autocrítica. Si aceleró en apenas un par de meses los requisitos de cobertura del ladrillo en la banca fue porque "los mercados no daban tiempo". De Guindos volvió a defender el rescate, que cifró en 60.000 millones, incluida la aportación del Gobierno socialista. "La alternativa era la quiebra, una suspensión de pagos inimaginable, con 250.000 millones de ahorradores en las tres nacionalizadas, el rescate completo de la economía y nuestra expulsión de la zona euro", aseguró el ministro.

De Guindos sacó pecho por la actuación "exhaustiva e integral" del Ejecutivo popular y responsabilizó de la crisis al equipo encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero por la tardanza en tomar medidas para atajarla.

Obligó a Rato a dimitir

El ministro de Economía asegura que el FROB trasladó a Anticorrupción unas 60 operaciones con un posible perjuicio de 3.700 millones en las entidades nacionalizadas y admitió que obligó a Rodrigo Rato a dimitir, aunque después de que el expresidente de Bankia hubiera ya anunciado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) su marcha e intentara dar marcha atrás en la decisión.