Antes de centrarse en el panorama legislativo, la tesis de Álvaro Ferreirós aborda el perfil demográfico y sociológico de los jóvenes españoles en comparación con los de otros países europeos. Y también analiza las diferencias en los perfiles educativos y profesionales, por ejemplo, el mayor número de estudiantes universitarios frente a los que optan por la Formación Profesional, una realidad que contribuye en España al problema de la sobrecualificación de los trabajadores.

"Las últimas reformas laborales vinieron dadas por la crisis, pero ahora hay que abordar otra etapa. Los jóvenes son uno de los colectivos más débiles. Son los trabajadores más baratos y los primeros en salir de las empresas, por eso deben ser beneficiarios de políticas de empleo muy potentes y de carácter permanente, no pueden depender de una subvención", reivindica.

Los gobiernos, añade, son los que deben impulsar nuevas actitudes empresariales: "En países como Alemania y Austria hay un respeto por la formación del aprendiz, se considera una inversión. En España, está en manos del legislador poner las normas que obliguen a cambiar la mentalidad".

Ferreirós también recomienda a los jóvenes que tengan una mayor movilidad geográfica -"las estancias Erasmus son una puerta abierta a una mayor empleabilidad"- y capacidad de adaptación. "Deben concienciarse de que la formación para el empleo se necesita hasta la jubilación. Tienen que desarrollar aptitudes para ser lo más empleables posibles, no solo para un puesto", destaca.