Las encendidas protestas de miles de jubilados el pasado jueves por toda España ponen cara y sentimientos al debate sobre el futuro del sistema público de pensiones. Está en juego el poder adquisitivo de los que cobran actualmente las prestaciones, desligadas en su revisión anual de la variación de los precios y con una subida mínima del 0,25% por quinto año consecutivo. Pero, ¿qué pasará con el pago dentro de una década, de dos? Aunque la última reforma estira la edad del retiro a los 67 años a partir de 2027 en caso de no haber cotizado, al menos, 38 años y medio, pocos dudan de que habrá más cambios y que afectarán al cálculo de la cuantía. El desafío al que se enfrenta el sistema tiene mucho que ver con la capacidad de la economía para generar empleo y animar la natalidad y combatir el invierno demográfico. La pérdida de población se centra en los más jóvenes, en las futuras generaciones que tienen que sostener el mercado laboral. Galicia cerró el pasado año con una media de 1.248.300 habitantes en edad y disposición de trabajar tras una reducción, la enésima, de 8.000 activos. El problema se ha agravado tanto en la etapa de crisis por la emigración de los jóvenes que la comunidad supera hasta las previsiones oficiales más pesimistas de pérdida de población activa. La caída real cuadruplica el pronóstico del Instituto Galego de Estatística (IGE).

Las proyecciones de actividad elaboradas por el IGE en 2005 estimaban que a estas alturas la comunidad contaría con entre 1,379 y 1,268 millones de residentes de más de 16 años que, o bien están ocupados o quieren y pueden estarlo. Esas son las cifras de los dos escenarios más extremos, el alto y el más bajo. El organismo también marcó un posible escenario medio con 1,322 millones de activos en 2017.

La evolución real, sin embargo, se queda por debajo del pronóstico más duro. En Galicia hay 22.200 activos menos que en el escenario bajo. El IGE cuantificaba una pérdida entre 2008 y 2017 de unos 15.000. Fueron 66.500.

Además de las cuestiones puramente demográficas, el trabajo de los estadísticos se realizó con "cuatro aspectos con una evolución poco cuestionable y que tienen una notable incidencia sobre la actividad". ¿Cuáles? La "escasez relativa" de activos en las edades jóvenes a partir de 2005, la "consolidación del proceso de terciarización" de los ocupados, el "aumento paulatino del nivel de instrucción" de los residentes y el "endurecimiento progresivo de las condiciones de prejubilación" previstas en el Pacto de Toledo.

Con todas esas variables, el IGE concluyó que el desplome de la fecundidad que arrastra Galicia desde los años setenta "dará lugar a un déficit considerable" en el relevo del mercado laboral. Por cada 100 salidas de la ocupación, el instituto calculaba que en 2017 habría 47 nuevas incorporaciones. Aunque en este caso la variación es mejor que la prevista, en el último trimestre del pasado año entraron en la actividad en la comunidad 57.900 y salieron 67.100. De hecho, el 72% de la reducción del paro se debió a la pérdida de 15.900 activos.

Galicia acumula cinco años con descensos continuados en el número de activos. Ha habido ejercicios anteriores con alguna oscilación al alza, pero la tendencia a descender es clara y contundente. Sobre todo en las franjas de edad más jóvenes. Desde 2008, frente al aumento disparado, un 27,6% de los activos de más de 55 años, o de un 17% en los de 45 a 54 años, los de 16 a 19 se desplomaron un 66,7% (14.400 menos); un 40,4% (36.600) los de 20 a 24 años; y un 35,5% (132.300) los de 25 a 34. ¿Resumen? La comunidad se ha quedado sin 183.300 activos menores de 35 años.

Lejos de mejorar, la situación promete ser todavía más grave a cortísimo plazo, con todo lo que eso supone para el mercado laboral y la necesidad de revitalizar la economía. La última proyección realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a finales de 2016 deja en minoría a la población activa en Galicia por primera vez en la historia en 2021. En ese horizonte, en tan solo cuatro años, el número de activos será de 1,149 millones, el 49,8% de todos los habitantes de más de 16 años. El porcentaje disminuirá al 45% en 2029, cuando Galicia superará por muy poco el millón de activos.