Las últimas estimaciones conocidas (de 2016) cifran en 6.500 los ciudadanos portugueses que trabajan en Galicia, principalmente en el sector de la construcción y en empresas del metal-naval. Esto significa que, desde 2007, cuando se superaron los 22.000, el número de operarios lusos en el territorio descendió un 70%, "y la tendencia sigue siendo a la baja", según el presidente de turno del Consello Sindical Interrexional (CSIR) Galicia-Norte de Portugal y secretario xeral de CCOO en Galicia, Ramón Sarmiento.

El CSIR mantendrá el jueves una reunión de trabajo con representantes de la Inspección de Trabajo de España y Portugal, en la localidad lusa de Valença, para abordar la situación y las condiciones laborales de los trabajadores de la Eurorregión. El encuentro servirá, según adelantó Sarmiento, para poner sobre la mesa problemas concretos que atañen a la labor inspectora, como prácticas de dumping laboral (reducir los costes de producción manteniendo a empleados en condiciones muy precarias e incluso similares a la esclavitud), incumplimientos de la normativa por parte de las empresas o irregularidades como no comunicar los desplazamientos de trabajadores.

"El gran objetivo del Consello es que las condiciones de los trabajadores portugueses converjan con las de los gallegos", explicó Sarmiento. Uno de los principales problemas de la clase trabajadora en Portugal es la "brecha salarial bestial" -dijo- que existe entre los empleados de categorías básicas y los profesionales intermedios y directivos de las empresas.