El G-5, el grupo que reúne a las cinco principales economías de la Unión Europea, incluyendo a España, dio la bienvenida a la propuesta de Bruselas de crear un impuesto del 3% sobre la facturación de las multinacionales digitales, y se mostró a favor de avanzar "en el ámbito de la UE" a falta de un consenso mayor entre los países del G-20 y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).