La Comisión Europea propuso ayer normas para abaratar los costes que se asumen al realizar pagos transfronterizos en euros -como transferencias, pagos con tarjeta o retiradas de efectivo- en toda la Unión Europea y no únicamente en los países que utilizan la moneda única, como sucede actualmente.

La normativa comunitaria en vigor garantiza que una transacción en euros dentro de la eurozona tiene los mismos costes que una operación equivalente dentro de un país que utilice el euro. Esto hace que los consumidores, dependiendo del banco que utilicen, no tengan que pagar nada, o unos pocos céntimos, por el servicio. Sin embargo, una transacción transfronteriza en euros entre Bulgaria (que no de la eurozona) y Finlandia (que sí) tiene un coste de entre 15 y 24 euros incluso si la transferencia es de solo 10 euros.