Galicia registra la menor tasa de actividad de personas con discapacidad en España. Solo el 27,8% tiene un trabajo, frente a la media estatal del 33,9%, según la última estadística El Empleo de las Personas con Discapacidad elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) con datos de 2016. En el polo opuesto están las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, donde tienen empleo más de la mitad de las personas con diversidad funcional en edad activa (el 50,8%), y Madrid (43,6%). La patronal de los centros especiales de empleo sin ánimo de lucro de Galicia, Cegasal, lo achaca a la dispersión poblacional del territorio gallego, que supone una dificultad añadida para el acceso al empleo. La asociación detecta una triple brecha que discrimina a gran parte del colectivo en Galicia: la discapacidad, la marginación de género y el hecho de vivir en el rural.

La directora de Cegasal, Esther Blanco, explica que la entidad mantiene reuniones con la Xunta para "buscar soluciones" a esta exclusión laboral de las gallegas con discapacidad que viven en el rural. "La mujer en el mundo de la discapacidad tiene un doble problema y en las zonas rurales es todavía más complicado", asevera. La dependencia y la vulnerabilidad son caldo de cultivo de otros problemas. Blanco asegura que el riesgo de sufrir violencia de género es "doble" para mujeres con discapacidad.

Las probabilidades de incorporación al mercado laboral se reducen aún más con la edad. La responsable comercial de Cegasal, Raquel Alvite, constata que el perfil más habitual con el que se encuentra la asociación es el de personas mayores de 40 años. Cegasal lucha por dar una salida a estas personas a través de los centros especiales de empleo sin ánimo de lucro. Su presidente, José Antonio Vázquez, reconoce que abrirlos en zonas rurales "es muy complicado". Aún así, varios de ellos se ubican en áreas metropolitanas y en localidades pequeñas, con rutas de transporte para dar cobertura a trabajadores que residen en núcleos del entorno.