La fábrica artesanal que Hornos Lamastelle tiene en la parroquia oleirense de Montrove es uno de los 19 centros especiales de empleo sin ánimo de lucro asociados a la patronal gallega Cegasal. De su obrador salen empanadas gallegas, tartas de Santiago y otros productos de panadería con destino a supermercados de todo el país. Los responsables del éxito de este proyecto, que facturó cuatro millones de euros en 2017 y logró beneficios, son las 83 personas que forman su plantilla, 43 hombres y 40 mujeres. Tras sus mascarillas y ropas de trabajo hay una historia de superación para incorporarse al mercado laboral.

Un centro especial de empleo no es la única salida laboral para una persona con diversidad funcional, pero sí es una opción diseñada específicamente para combatir la discriminación laboral que estas personas sufren en el mercado de trabajo. "Hacemos empanadas como podíamos hacer tornillos, lo importante es la integración de las personas con discapacidad", señala el gerente de Hornos Lamastelle, Manuel Santos. Él mismo tiene una discapacidad física. Otros compañeros sufren pérdidas sensoriales, intelectuales, mentales o enfermedades orgánicas incapacitantes. Concreta que la mitad de la plantilla tiene acreditada alguna gran discapacidad, con un grado superior al 65%. Ninguna de ellas les impide realizar con eficiencia las tareas para las que están contratados.

Hornos Lamastelle lleva 27 años operativa y, desde su inicio, multiplicó por ocho el número de empleados y evolucionó desde la distribución local hasta la nacional, "con capacidad para cubrir mercados internacionales". El gerente de la firma considera que la principal diferencia con las empresas de la competencia es que cuenta "con una plantilla de unas 80 personas donde otras tienen 15". A pesar de ello, le salen las cuentas para lograr beneficios y abonar "salarios de mercado". Además, el centro trata de cubrir otras necesidades de los trabajadores, como el transporte. Las rutas de autobús de la empresa van desde Arteixo hasta Santa Cruz pasando por Pastoriza. "Si no hubiese este servicio, la mitad no tendría posibilidad de venir", concluye Santos, y lamenta que con el transporte público es "muy complicado" cubrir las necesidades de la plantilla.

La condición de empresa de empleo social de Hornos Lamastelle se mantiene al margen de su imagen de marca. Ni en los envases de sus productos ni en el establecimiento que tiene en la calle coruñesa Juan Flórez hay alusión a la discapacidad. "Defendemos lo que hacemos, pero no queremos que nos compren por lo que somos", argumenta el responsable del centro de empleo. De su competitividad en el mercado da muestra el millón y medio de kilos de empanada vendidos en 2017. Este año espera llegar dos millones. "Llevamos tres años de crecimiento constante", explica Santos. Ese aumento de la producción se tradujo en beneficios que se reinvierten en la mejora del obrador.

Dificultades añadidas

Carmen tiene 57 años y hace doce que le certificaron una discapacidad del 33% a consecuencia de las hernias cervicales que sufre desde los 38. Su discapacidad no se aprecia a simple vista, pero le dificultó la vida y la dejó fuera del mercado laboral en los momentos más complicados. Desde hace unos meses trabaja en el departamento de Administración de Hornos Lamastelle, al que aporta el conocimiento de toda su carrera profesional. Es la primera vez que trabaja en un centro especial de empleo y considera que esta fórmula ayuda a las personas en su situación a encontrar una salida laboral. "Si no te conocen, en una empresa privada es complicado que te contraten teniendo una discapacidad y más con mi edad", asegura esta profesional con experiencia. Valora el "buen ambiente de trabajo" y la "sensibilidad hacia cada persona" que percibe en este centro especial de empleo asentado en Oleiros. Considera además que quienes tienen alguna discapacidad cuentan con una motivación extra como trabajadores: "Es otra manera de pensar. Aquí venimos a trabajar motivados porque el mero hecho de poder hacer cosas es importantísimo", concluye Carmen.

El presidente de Cegasal, José Antonio Vázquez, apostilla que los centros especiales de empleo sin ánimo de lucro se crearon en los 80 para ponerlos al servicio de las personas con discapacidad, pero las grandes empresas "lo vieron como un negocio" incorporando centros con ánimo de lucro que llevaron, desde su punto de vista, a "prostituir esta figura". El gerente de Hornos Lamastelle, sin embargo, se muestra orgulloso de que en las casi tres décadas del proyecto siga fiel a su esencia de iniciativa social.