Poco tardó el Gobierno venezolano en asestar otro duro golpe a Banesco. Tanto, que las reacciones de unos y otros se despojaron de cualquier atisbo de corrección política. Después de confirmarse la detención de 11 altos cargos del primer banco del país, acusados de "facilitar o encubrir ataques" contra la depauperada moneda, y de que Juan Carlos Escotet saliera a defender la honorabilidad de los directivos y del grupo financiero que preside, el régimen chavista anunció, vía comunicado, la decisión de intervenir el banco durante al menos 90 días para supuestamente "sanearlo y despojarlo de toda actividad ilícita". Antes de salir rumbo a Venezuela, a donde tenía previsto llegar durante la jornada de ayer para liderar la solución del grave conflicto abierto, Escotet volvió a lanzar un mensaje de apoyo a los arrestados, a los más de 7.000 trabajadores de la entidad y a la clientela, y otro muy claro también a la Administración encabezada por Nicolás Maduro: "Es una intervención que no tiene ningún sentido, es una decisión exclusivamente política", critica.

Otra vez, "continuando en la línea de contarlo en primera persona", Juan Carlos Escotet respondía mediante un vídeo en el canal de Youtube de Banesco a las graves acusaciones que el Ejecutivo venezolano lanzó para justificar la intervención. "El banco cometió graves y notorias faltas a sus obligaciones de prevención de legitimación de capitales", sostiene el comunicado del Gobierno, que avanza que la gestión pasará a manos de una junta administradora dirigida por Yomana Koteich, viceministra de finanzas, con garantías de "los derechos de los usuarios, de los accionistas" y de la transparencia de las operaciones. "El banco ha sido injustamente intervenido", reprocha Escotet.

De mano de las principales magnitudes del banco, "el más rentable del sistema financiero venezolano", su máximo accionista sostiene que la decisión de intervenirlo está tomada "en el afán de distraer a la opinión pública de los graves problemas que vivimos todos los venezolanos". El momento no parece casualidad. El próximo día 20 se celebran elecciones presidenciales en medio de un clima de cabreo social por la cada vez peor situación de la economía.

Lo único que, según Escotet, mitiga en parte "el dolor" que le embarga por "habernos expropiado más de 40 años de trabajo" -una expresión, la de que se trata de una expropiación, que evidencia que el problema no tendrá una solución sencilla ni es seguro que en 90 días todo vuelva a la normalidad- es "asegurar todos los puestos de trabajo". Si es así, el presidente de la entidad asegura que estará "tranquilo y convencido de que en algún momento se impondrá nuevamente el Estado de Derecho y podremos recuperar la propiedad del banco cuando corresponda".

Es consciente, lo dice abiertamente, de que con la entrada del regulador venezolano en la dirección puede darse la salida de "alguna persona" con cargo de responsabilidad. "Pero a los demás, la mayoría, no se desanimen", pide. "Son tiempos pasajeros -añade-. Hay que mantener el banco sano, robusto, bien gerenciado porque, sobre todo, nuestros clientes se lo merecen". A ellos, a los usuarios, Escotet les pide que no se vayan.

"En lo personal, es muy triste que se hayan perdido 40 años de trabajo", admite el presidente de Banesco, que, eso sí, recuerda que el negocio de Venezuela ya solo supone el 1% de todos los activos del grupo que controla, con Abanca -domiciliada en España- como una de las joyas de la corona. "Pero no es un problema económico, sino de arraigo por la tierra, de amor por el país y agradecimiento de que todo lo que tenemos se lo debemos a Venezuela y por eso vamos a seguir luchando por recuperarla", subraya.

En una carta a trabajadores, clientes y la opinión pública también ayer en su cuenta de Twitter, Escotet ahonda en los instantes de la detención de los 11 directivos -incluido el presidente ejecutivo, Óscar Doval , y un vicepresidente, Carlos Martín, ambos de origen gallego- por los funcionarios de la Dirección e Contrainteligencia militar, "algunos encapuchados y con armas largas". Los altos cargos siguen retenidos.

Esa es la principal razón de su marcha al país y el abandono temporal de la Presidencia de Abanca, notificada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el jueves por la noche. "Es mi responsabilidad contestar a las preguntas que las autoridades quieran formularme", adelanta, después de reiterar que más de la mitad de las 900 cuentas de Banesco que, según la Fiscalía General de Venezuela, se usaron para evadir moneda hacia Colombia y manipular el tipo de cambio, eran de depósitos de menos de 1.000 euros y que "no producen beneficios y lucro ninguno" para el banco.

Y va incluso más allá en la misiva. "Si en el supuesto negado de que la propiedad del banco pasara al Estado venezolano, no haré nada que signifique destruir lo que tanto esfuerzo, mío y de miles y miles de compañeros, ha significado a lo largo de estos años", asegura. "Daré -incide- la batalla hasta el final".

Banesco recibió en las horas siguientes a su intervención el respaldo de numerosos dirigentes políticos de la oposición y los clientes hicieron viral el hashtag #ConMiBancoNoTeMetas.