Unas pulseras capaces de detectar la localización, el lugar exacto en el que se encuentra cada trabajador durante su jornada laboral. Ese es el polémico dispositivo que Amazon planea implantar entre sus empleados de los distintos centros logísticos para, según defiende la compañía, facilitar el trabajo de la plantilla al emitir unas vibraciones, pero que se topa con la oposición de aquellos que denuncian que esta medida solo aumentará la presión y el control sobre sus trabajadores y que, además, será denunciable ante Inspección de Trabajo.

Así lo considera el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, que a raíz de una pregunta de la portavoz laboral de En Comú Podem, Aina Vidal, considera que los sistemas de control a los trabajadores a través de brazaletes está sometido a unas "limitaciones específicas", como lo es "la consideración debida a su intimidad y dignidad" que recoge el Estatuto de los Trabajadores.

El rechazo del departamento encabezado por Fátima Báñez a esta pulsera, que además emite unas vibraciones para indicar el espacio que deben ocupar en el almacén los materiales que llevan entre manos, se suma al de Italia. "Las únicas pulseras que se hacen en Italia son las de las joyerías", comentó gráficamente el ministro de Desarrollo Económico, Carlo Calenda, para justificar su oposición a la entrada de estos dispositivos, sobre los cuales no se ha registrado, por el momento, ninguna solicitud de patente, a diferencia de lo ocurrido en Estados Unidos, donde ya hay dos.