La aplicación práctica, desde este mes, del Reglamento General de Protección de Datos que entró en vigor en Europa hace dos años permitirá a los ciudadanos tener mayor control sobre sus datos personales. La norma otorga al usuario nuevas potestades, como el derecho al olvido, a borrar algunos datos personales de internet y hacer desaparecer todas esas huellas. También se crea el derecho de portabilidad de los datos personales. "Si un cliente cambia de gestoría, tendremos que darle un documento exportable con la información que nos facilitó", ejemplifica la gestora administrativa coruñesa Bárbara Vega. Además, las políticas de privacidad que los consumidores deben aceptar en cualquier transacción electrónica deberán estar redactadas de forma clara y comprensible, con lenguaje sencillo y sin fórmulas farragosas.

Las compañías estarán obligadas a pedir el consentimientos para el uso de los datos siempre de forma expresa, para que el cliente diga o no a cada posible utilización. Estas modificaciones están motivadas en gran parte por la irrupción del comercio electrónico y la necesidad de unificar los criterios para las empresas que operan en Europa, que tendrán que ser más transparentes y respetuosas con la información que pertenece a los usuarios.