El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, confirmó ayer que su Gobierno ha "suspendido" temporalmente la imposición de aranceles a China mientras se ejecuta el acuerdo marco que ambas potencias anunciaron el sábado para reducir el déficit estadounidense respecto a Pekín. Mnuchin concretó que se refería a los aranceles por 150.000 millones de dólares a cientos de productos chinos que Trump había amenazado con imponer por propiedad intelectual y para forzar a Pekín a equilibrar la balanza de pagos. "Estamos poniendo en suspenso la guerra comercial", apuntó Mnuchin en la cadena de televisión Foz News.

China accedió a aumentar "significativamente" sus compras de EEUU en un intento de reducir los riesgos de una guerra comercial, pero evitó comprometerse a una meta concreta de reducción del déficit -de 375.000 millones de dólares-, como buscaba Washington. Durante más de dos días de negociaciones en Washington, el Gobierno estadounidense pidió que ese recorte fuera de 200.000 millones.

Mnuchin minimiza esa derrota y defiende que se habían acordado "metas específicas" de reducción del déficit según cada industria, pero que no iban a hacerse públicas. "Hay compromisos muy fuertes en el tema de agricultura, esperamos ver un gran aumento, unos aumentos de entre el 35 y el 40 % en (las compras de) agricultura solamente este año", avanzó. "En el área energética, duplicaremos las compras de energía. Creo que podríamos ver 50.000 o 60.000 millones de dólares al año de compras energéticas durante los próximos 3 a 5 años -añadió-. Estratégicamente, eso es muy importante para nosotros". El titular del Tesoro advirtió, eso sí, que Trump "siempre puede decidir volver a imponer los aranceles" si China no cumple sus compromisos.

Estos anuncios deben dejar satisfecho al gobierno de Trump, sobre todo cuando se acercan las elecciones legislativas de noviembre en Estados Unidos. Pues Pekín había tomado represalias en los productos agrícolas estadounidenses como la soja, extremadamente dependiente del mercado chino y que es producida en estados favorables al presidente republicano.

En Europa, sin embargo, el acuerdo fue recibido con precaución, sobre todo considerando que la Unión Europea también se encuentra bajo la amenaza de las tarifas estadounidenses al acero y el aluminio. "Estados Unidos y China podrían ponerse de acuerdo a espaldas de Europa si Europa no es capaz de mostrar firmeza", declaró el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, en la televisora Europe 1.