La campaña electoral para las elecciones del 26J se ha puesto ya en marcha. Los partidos políticos se lanzan de nuevo a unos comicios después de que tras la cita del pasado 20 diciembre las negociaciones no llegaran a buen puerto para la formación de Gobierno. Analizamos a continuación cómo afrontan los cuatro grandes partidos la carrera hacia el próximo 26 de julio.

Partido Popular

El Partido Popular busca el 26 de junio una victoria electoral que supere a la de diciembre y refuerce la legitimidad que ya reclama ante sus adversarios para mantener a Mariano Rajoy en la Moncloa, y para ello se ha lanzado a la caza del voto desertor.

Toda la campaña de los 'populares', desde los lugares elegidos que visitará Rajoy hasta los lemas y los mensajes tienen un doble objetivo: recuperar a los votantes que les fueron infieles con Ciudadanos y reconquistar a esos decepcionados que en diciembre preferían la abstención antes de apoyarlos.

Los mensajes de Rajoy y sus dirigentes en las últimas semanas van, además, en otra línea: apenas hablan del PSOE y se centran más en advertir de los 'peligros' que puede traer un gobierno en el que el partido de Pablo Iglesias tenga poder o, lo que es peor, el mando.

Mariano Rajoy busca su tercera victoria electoral, tras las de 2011 y 2015. FOTO: EFE

El pacto postelectoral que Albert Rivera hizo con el líder socialista, Pedro Sánchez, le sirve a los populares para buscar a esos votantes que en su momento apoyaron a C's como castigo al PP pero que no desea que vuelva el PSOE. Al PP le toca seducir a los votantes de Ciudadanos mientras ataca a la formación naranja.

Aunque será dura la ofensiva, el PP sabe que podrá necesitar a C's tras la cita con las urnas, de ahí que con las críticas se sigan mezclando las invitaciones al diálogo.

PSOE

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, afronta su segundo reto como candidato a presidente del Gobierno entre el desánimo del electorado socialista y el temor a que pueda consumarse el 'sorpasso' de la coalición Podemos-IU como primera fuerza de la izquierda.

Como ya ocurriera en las anteriores elecciones, el PSOE arranca la campaña con los sondeos en su contra, al situarse en tercera posición, por detrás de Podemos-IU, que le adelanta en escaños y en votos.

Con el lema "Un sí por el cambio", el PSOE sale dispuesto a ganar el plebiscito sobre la continuidad o no de Mariano Rajoy, aunque consciente de que la distancia con el PP parece insalvable. Ante la dificultad del reto, la presidenta andaluza, Susana Díaz, ha dejado a un lado sus roces con Sánchez y se ha convertido en su principal "aliada" para tratar de que las encuestas no se hagan realidad.

Sánchez, en la imagen con Susana Díaz, quiere mantener e incrementar el poder logrado por el PSOE. FOTO: EFE

La condición que le ha puesto Díaz y otros barones es que el PSOE tiene que ganar para gobernar, lo que Sánchez lo ha interpretado "más como un acicate que como un aviso", ya que está dispuesto a volver a intentarlo aunque quede segundo.

Además de reafirmarse en que no se coligará con el PP, ni se abstendrá para que gobierne Rajoy, el líder socialista mantiene su idea de que, para que no haya terceras elecciones, tratará de ser presidente con el apoyo de Ciudadanos y Podemos, aunque teme que si depende de Pablo Iglesias, no lo conseguirá.

"Nuestro adversario no es el PP, ni Podemos, sino la abstención", ha sentenciado Sánchez para sacudir el desánimo que observa en sus votantes a menos de tres semanas de las urnas.

Unidos Podemos

La alianza Unidos Podemos es prácticamente la única novedad que nos traen las nuevas elecciones del 26J y el factor que puede mover el resultado. Tanto es así que la coalición ya no sólo piensa en el adelantamiento al PSOE, en votos y en escaños, sino que se ve rozando con los dedos al PP.

Sin embargo, y pese a la euforia que transmiten en Podemos y en IU, animados por las encuestas que les ponen por delante de los socialistas, lo que parece seguro es que quien de verdad va a decidir es el 30 o 40 por ciento de votantes que todavía no tienen claro hacia dónde inclinar la balanza.

De momento, y con el objetivo común de sacar al PP del gobierno, Podemos e IU han puesto en segundo plano muchas de las señas de identidad que no quisieron perder el 20D, y han forjado esta unión "táctica" con la que creen que, ahora sí, ha llegado su hora.

Los de Pablo Iglesias, que también manejan encuestas internas, dan por hecho el deseado "sorpasso" al PSOE, tanto en votos como en escaños, y ahora fijan su mirada en el PP, a quien se dirigirán como principal adversario en esta campaña electoral mientras tienden la mano a los socialistas, pero ya "de igual a igual".

Iglesias y Garzón acuden en confluencia tras el desencuentro anterior al 20D.FOTO: Getty Images

Saben que no habrá mayorías absolutas y que solo podrán gobernar en alianza con "la vieja socialdemocracia", cuyo espacio quiere "ocupar" Iglesias, que ve al PSOE como un "aliado necesario" y como el "árbitro" que tendrá que decidir el resultado del partido, es decir, si hay gobierno con el PP o con Podemos. Sólo ven esas dos opciones.

Podemos debe retener además a aquellos a quienes atraía la "transversalidad" o "centralidad" que vendían y que ahora temen una posible radicalización hacia la izquierda.

Conscientes de que su mensaje no ha calado aún entre los mayores de 65 años, los padres y abuelos de quienes ya les votan, y las mujeres, será a ellos y a ellas a quienes destinen la mayoría de sus mensajes intentando "relanzar la ilusión" con el lema "La sonrisa de un país" y con un corazón como logotipo en el nombre de la coalición.

Ciudadanos

Ciudadanos tiene 15 días por delante para reforzar sus apoyos en el Congreso y esta vez conseguir ser decisivo para pactar el próximo gobierno y poder imponer ese "cambio sensato y a mejor" que propone con reformas económicas, de regeneración democrática y constitucionales.

Albert Rivera quiere que Ciudadanos sea decisivo para formar Gobierno. FOTO: EFE

Aunque el partido de Albert Rivera ha diseñado una estrategia electoral basada en aportar "soluciones" más que en la agresión partidista, seguirá con la tónica de la precampaña de atacar a Podemos y al candidato del PP, Mariano Rajoy, más que a los populares, a quienes tiene en mente como socios de gobierno.

Todo apunta a que, al contrario de la campaña de diciembre, C's se distanciará de los socialistas y evitará el 'cuerpo a cuerpo' porque ya intentó con el PSOE -finalmente sin éxito- desencallar la legislatura pasada y todavía le ve como futuro aliado.

Por eso su lema de campaña, "Tiempo de acuerdo, tiempo de cambio", estará omnipresente durante estas dos semanas porque Ciudadanos está seguro de que la aritmética que arrojen las urnas será bastante parecida a la anterior y ya "sí o sí" se impondrá la negociación y el pacto porque nadie contempla una nueva repesca.

Aunque Rivera ha reiterado que no entrará en un Gobierno con Rajoy, ha esquivado pronunciarse sobre si facilitará o no un Ejecutivo presidido por él. La formación naranja, con las encuestas a favor, busca convencer en esta campaña a esos indecisos que no tienen muy claro si irán o no a votar, pero que en caso de hacerlo lo harían por Ciudadanos, señalan las mismas fuentes.