Los partidos políticos han tratado de enardecer a los suyos cada uno con sus razones distintas, unos a gritos y otros en susurros, pero sin ofrecer una sola razón de peso para confiar en que el panorama después de las elecciones de hoy vaya a ser distinto al que ha conducido al país a repetir las generales por primera vez en la breve historia de su democracia. Después de obligar al país a una ominosa vuelta al cole, al colegio electoral, los contendientes se han obstinado en movilizar el voto sin siquiera amagar con movimiento alguno que haga confiar en su disposición al acuerdo que el resultado presumiblemente volverá a hacer imprescindible a partir de esta noche.

Los socialistas anduvieron España ocupados en combatir el desánimo que su líder, Pedro Sánchez, observó en voz alta antes del comienzo de la campaña. Han pedido papeletas para evitar el manoseado sorpasso, entendido como la hegemonía de la izquierda que todas las encuestas atribuyen a la suma electoral entre Podemos e Izquierda Unida, a la única novedad de esta campaña repetida, a esa marca Unidos Podemos que ha visto carne en la oportunidad de apartar al PSOE por vez primera en la joven democracia española de las dos primeras opciones favoritas de los electores. El sorpasso es la gran incógnita de unos comicios de resultado previsiblemente ajustado en cuanto al reparto de escaños y absolutamente incierto, otra vez, en lo relativo a la formación de un gobierno. La campaña, de momento, no ha resuelto ninguna duda. Ha afianzado el blindaje de todas las posturas y esta noche vuelve a escena la tecla de la suma en la calculadora de los pactos.

Seguro que al elector la música le suena. El PSOE repite que no al cortejo de la "gran coalición" y que no a Unidos Podemos para el "gobierno del cambio" al modo de Pablo Iglesias. Dice sí a una salida del atasco que venga de la mano de un PSOE más fuerte que en diciembre y lo hace levantando la voz a sus masas porque sabe que no se puede permitir, y nadie tanto como Pedro Sánchez, empeorar el peor resultado de su historia. Y mientras Unidos Podemos persevera en mandar la pelota al tejado socialista en la confianza de un sorpasso que postularía a Iglesias como candidato a presidente, el resto es todo lo mismo.

Los populares, ganadores de diciembre y de las encuestas, han pedido votos para comer espacio a Ciudadanos y Ciudadanos para comérselo al PP y poder presentar la única alternativa, dicen, capaz de sentar a la mesa a comensales de paladares distintos.

Todos igual de lejos que el 21 de diciembre, todos contra todos con la única posibilidad de la reedición de un pacto entre PSOE y Ciudadanos que no sumaba hace seis meses ni da mayoría estable en las encuestas de junio. Todo esto es el "voto útil" según quien cuente la película.

La respuesta vuelve a estar en las manos de un nutrido grupo de indecisos. Si acierta la encuesta preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), son menos que en diciembre, pero todavía capaces de dar la vuelta al marcador de los sondeos. De los cuatro de cada diez que dudaban el 20-D quedan tres en este 26-J, un apreciable 30%, pero nada hay que pueda servir para despejar las muchísimas incógnitas que vuelven a revolotear sobre las urnas.

La solución está en las manos de 36.597.844 españoles, de ellos 2,7 millones de gallegos. Volver al cole, a examinarse en junio de lo que todos los partidos suspendieron en diciembre para decidir hoy la composición de las Cortes de la XII legislatura y determinar quién estará al frente del Gobierno, una cifra que solo supera en 7.148 personas a las que tenían derecho al voto en los comicios del 20D.

La secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, y el subsecretario de Interior, Luis Aguilera, comparecieron en el centro de datos de las elecciones, en el recinto ferial de Ifema de Madrid, para informar del dispositivo preparado para los comicios de hoy.

La jornada, en números

Ambos acompañaron previamente a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, en una visita para conocer sobre el terreno todos los preparativos de la jornada electoral. En los comicios de hoy pueden votar en concreto 36.518.100 personas, de las que 34.597.844 residen en España y 1.920.256 en el extranjero. Desde los comicios del pasado 20 de diciembre habrá 197.245 nuevos electores que han cumplido en este tiempo los 18 años. Sin embargo, el saldo de votantes respecto a hace seis meses, con las altas y bajas ya contabilizadas, refleja que sólo hay 7.148 electores más que entonces.

Hoy se elegirá a 350 diputados y 208 senadores que protagonizarán la XII legislatura de la democracia, aunque serán las decimoterceras elecciones contabilizando las del 15 de junio de 1977 previas a la aprobación de la Constitución.

Las candidaturas al Congreso son 545 y 582 al Senado, y optan a ser diputados 1.980 y 1.836 mujeres, y senadores 761 y 556 respectivamente. Son 52 las circunscripciones al Congreso y 59 al Senado, habrá 22.953 locales electorales, 57.526 mesas ( con 172.578 miembros titulares y 345.156 suplentes), 210.000 urnas, 58.000 cabinas de votación, 360 millones de papeletas y 66,8 millones de sobres para introducirlas.

Serán 92.870 los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que velarán por el normal desarrollo de la jornada. De ellos, 29.747 de la Policía Nacional y 44.289 de la Guardia Civil, a los que se sumarán efectivos de las policías autonómicas y locales, así como de Protección Civil.