Qué es el voto útil? Todos lo son cuando se emiten, porque la utilidad no es unidimensional sino tan diversa como las opciones que los piden. El único voto inútil es el no emitido: frustra la radiografía de las tendencias y desdibuja la precisa imagen de una sociedad pluralista. La libertad legitima la abstención, a sabiendas de que un alto porcentaje cuestiona el prestigio de la democracia. El voto obligatorio y el castigo de la abstención contradicen el valor de la libertad y nada tienen que ver con nuestro sistema constitucional. Otra cosa es no olvidar que la persona libre goza de un valor moral ganado con el compromiso de la mayoría. Y ese valor, que no es gratuito ni llueve de las nubes, implica deberes.

El elector responsable, sea cual sea su edad y su estatus, sabe que tiene que votar. Algunos, o muchos, pueden sentirse desmotivados cuando, por primera vez en la democracia española, el voto no ha cumplido su finalidad primordial, que es la de constituir una cámara parlamentaria, electora a su vez de un Gobierno que gobierne para todos. Pero lo ocurrido en diciembre no debe condicionar en modo alguno la responsabilidad de volver a las urnas seis meses después, animados por la voluntad de alcanzar lo que entonces impidieron los partidos. El elector cumplió su parte y los representantes elegidos fallaron en la que les atañe. Pero ni siquiera esto degrada los valores del sistema nacido de la libertad.

Puede repetirse si nos dejamos llevar por las encuestas, fallidas una vez más en el referéndum británico, cuyo resultado invirtió matemáticamemte los porcentajes de última hora entre el sí y el no a la Unión Europea. La mayor utilidad del voto es la que expresa el verdadero sentir de quienes lo ejercen, no el utilitarismo de un desplazamiento en pos de la mayoría posible. El resto es deber de los políticos que quieren representarnos. De ellos dependerá, y de la buena práctica de los pactos que sean menester, el éxito o el nuevo fracaso de la consulta. Los electores tenemos pleno derecho a ser fieles a nuestro pensamiento y deseo, tan diverso como las listas que concurren. Si el recuento no alumbra una mayoría, no será fracaso del votante sino de la incapacidad de articularla entre grupos afines que se obliguen a respetar las expectativas del voto libre, útil por definición.