Xosé Manuel Beiras apareció ayer en campaña fiel a sí mismo, con fulgor y polémica en su discurso y el anuncio de que hasta el próximo día 24 se alejará de los focos y hará campaña solo "en lo sitios más pequeños". El líder de Anova acompañó a su delfín, Martiño Noriega, candidato de Compostela Aberta a la Alcaldía de Santiago, para el que reclamó apoyo como garantía de cambio.

No se quedó ahí e incendió al minimizar a los jóvenes "que se pasan un poco de rosca" y "ponen una bomba en una tartera" para "reivindicar" Galicia fruto de la "desesperación" frente a la violencia y la "delincuencia" del sistema que encarna el PP y que "causa la muerte a viejos que no solo tienen 300 euros al mes". Para los primeros, una condena de siete años, en alusión a condenados por su vinculación a Resistencia Galega; para los segundos, impunidad, concluyó.

La Marea compostelana aspira a ser, como aseguró Noriega, la lista más votada el próximo 24-M, pero ayer Beiras afiló su perfil al reavivar la laxitud con los miembros del citado grupo y acusar a la "panda de delincuentes" del partido de Alberto Núñez Feijóo de "reinventar el partido único de los nazis".

Además, reclamó el apoyo a los proyectos de izquierda y "candidaturas populares" para "sanear las instituciones" o, en caso de que sea una tarea imposible, propiciar una "ruptura democrática" con el sistema. Parafraseando a su admirado Camus, es necesario, concluyó, acabar con la "peste". Beiras manifestó que quiere que Noriega "sea alcalde" y apuntó que, "independientemente de los resultados" que se consigan en las urnas, estos comicios tienen que servir "para continuar" con un efecto "bola de nieve".

De esta manera, defendió que la aglutinación de fuerzas, que el veterano político lleva defendiendo desde hace varios años y con énfasis desde su salida del BNG, provoque un "cambio" de régimen en el conjunto del Estado.

"Corrupción estructural"

Por su parte, Noriega, que reivindicó a Beiras y a a Xosé Ramón Fandiño como segundos padres, abogó por impulsar un cambio que él considera "imparable" con el aliento de un germen social procedente del 15-M e incluso Nunca Máis. Frente a la "corrupción estructural", pidió "gobernar para la gente", un camino en el que los límites legales a los municipios impuestos por el Gobierno central o la Xunta obligará a la resistencia en caso que sea elegido alcalde.

"Vamos a tener que ejercer la desobediencia civil ante el corsé impuesto a los concellos porque inviabilizan otras políticas", alegó ante unas 200 personas en el centro de Santiago.