El desgaste que auguraban las encuestas al PP se convirtió en debacle. Ninguna provincia gallega se salvó el 24-M del efecto marea, que ahogó al partido de Negreira en la ciudad de A Coruña y que también hará perder el bastón de mando a los populares en Santiago y Ferrol. El tsunami de las candidaturas unitarias irrumpió en los comicios del domingo provocando a los populares una pérdida de más de 180.000 votos con respecto a hace cuatro años. En la provincia de A Coruña, donde el partido de la gaviota se hizo en las elecciones municipales de 2011 con 47 mayorías absolutas, en esta cita con las urnas se le quedaron por el camino 17. Pero los populares también ven tambalear su gobierno en 20 concellos -hace cuatro años habían sido 15-, donde fueron la lista más votada pero las alianzas de formaciones de izquierda pueden arrebatarle el bastón de mando.

Cuando hace cuatro años Carlos Negreira asumió el bastón de mando de María Pita, tradicional bastión socialista que en 2011 registró una histórica mayoría absoluta de los populares, y también las riendas del partido en la provincia se proclamó un abanderado de las ciudades. Su intento por dejar atrás el PP de la época de José Manuel Romay Beccaría como presidente provincial de los populares con un poder municipal basado en rural desembocó el 24-M en un batacazo electoral con la pérdida de cuatro concejales -pasa de 14 a 10- y cerca de 15.000 votos menos -en los comicios del domingo el equipo de Negreira se hizo con poco más de 36.800 votos frente a los más de 51.000 de hace cuatro años, lo que supone un 28% menos-.

Todavía con el escrutinio al 99,48%, el PP se hizo en estos comicios con apenas 204.000 votos en la provincia de A Coruña, un 22,4% menos que los más de 262.000 logrados hace cuatro años -casi 59.000 menos-. O lo que es lo mismo, perdió casi uno de cada cuatro apoyos. Su representación en los concellos coruñeses quedará reducida a 517 concejales frente a los 592 ediles que dieron voz al PP en los consistorios de la provincia desde 2011 -75 menos-.

El rasgo más distintivo del batacazo de los populares en la provincia coruñesa es que ni siquiera logró mantener la mayoría absoluta en una de sus fortificaciones: Ribeira. En el lado opuesto está Arteixo, donde Carlos Calvelo refuerza su mayoría absoluta, con un total de 13 concejales, dos más que en la pasada legislatura. El alcalde de Arteixo se caracteriza por promover una política en defensa de los vecinos por encima de las consignas de partido. No tuvo reparo alguno para enfrentarse a su partido, tanto al Ayuntamiento de A Coruña como a al Ministerio de Fomento por el trazado del tren al puerto exterior.

La sorpresa del 24-M en la provincia fueron las candidaturas unitarias. Marea, con diez concejales, desalojará a Carlos Negreira de María Pita; Frente Común de Ferrol, plataforma que aglutina a Esquerda Unida, Anova e inscritos de Podemos a título individual, irrumpen en la ciudad departamental con seis ediles que lo como sitúan como el partido que se hará con el bastón de mando que la pasada legislatura ostentó José Manuel Rey Varela, también presidente de la Federación Galega de Municipios de Provincias (Fegamp) de la Alcaldía, y Compostela Aberta, liderada por Martiño Noriega, pone fin a la mayoría absoluta del PP en Santiago.

Pero la debacle de los populares fue mayor en otras provincias. En Pontevedra tal fue el descalabro de los populares que perderán por primera vez en la historia la mayoría absoluta en la Diputación. Hasta un 32% de votos se dejó por el camino el PP en esta cita con las urnas: casi 77.600 menos que hace cuatro años y 84 concejales menos. Estos resultados le harán perder en esta legislatura nueve concellos con mayoría absoluta -un total que 27 consistorios frente a los 36 de hace cuatro años-.

En la provincia de Lugo es desplome de los populares también superó al sufrido en A Coruña, con una caída de apoyos en casi el 26%, con la pérdida de diez mayorías absolutas -se hizo con 30 frente a las 40 de 2011- y una representación en los ayuntamientos con 51 concejales menos.

El único oasis para el PP es Ourense, donde tan solo pierde cuatro mayorías absolutas y apenas 20.500 sufragios. Unos resultados que le permiten mantener la Diputación.