Se referían a "clan familiar Baltar que tiene secuestrada" la provincia de Ourense, al inicio del caso Gürtel el día 4 de octubre como motivo del adelanto electoral, a la financiación del PP... pero Leiceaga, Villares y Pontón no se dirigían siquiera una palabra sobre el pacto de izquierdas en caso de sumar al menos 38 escaños. ¿El motivo? Que el asunto no estaba en la agenda temática pactada. Lo reveló Feijóo, que logró introducir el asunto con la ayuda de uno de los moderadores, que deslizó un "nadie se ha mojado" sobre las alianzas tras el 25-S, lo que irritó a Leiceaga.

Aun así, el candidato a la reelección logró su objetivo de forzar a los cabezas de cartel de PSdeG, En Marea y BNG a desnudarse. Pretendía transmitir que frente a una opción clara, la suya, enfrente se encuentra el caos. Y lo ilustró de forma gráfica. "Si ganamos tendremos un presupuesto para aprobar el día 26 de más de 9.000 millones de euros y vamos a seguir bajando los impuestos. ¿Ustedes tienen presupuesto para 2016? ¿Quién llevaría la Consellería de Facenda? ¿Usted - en alusión a Leiceaga-, las mareas de Podemos o el BNG?", atacó el jefe del Ejecutivo.

Leiceaga y Villares, los que vetaron el asunto según Feijóo, se retrataron sin concreción, mientras Pontón dejó claro que no tenía problema alguno en mostrar su opinión. "Las coaliciones las deciden los ciudadanos cuando no votan mayorías absolutas", indicó la nacionalista, que garantizó su apoyo a una alternativa progresista, pero no desaprovechó la ocasión de pescar en el caladero de sus potenciales compañeros y evitar los dramáticos pronósticos de las encuestas para sus siglas. Lamentó la falta de acuerdo entre Podemos y el PSOE a nivel estatal.

Leiceaga prometió no defraudar y encabezar una alianza de cambio, así como Villares. Feijóo no lo desaprovechó. "Es sorprendente que el PSOE en Madrid no pacte con Podemos y ahora Leiceaga se acaba de entregar a mareas y BNG", percutió el aspirante a la reelección , que logró introducir con calzador los pactos electorales en un encuentro televisivo que presumía de haber cerrado los asuntos a abordar. Eso sí, sufrió el golpeo constante de cuatro adversarios dispuestos a que la población le pasase factura por la gestión desde 2009, período de una crisis económica histórica.