El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, madrugó ayer en Ourense para realizar una caminata de 10 kilómetros por la ribera del Miño en As Burgas en compañía del presidente provincial, José Manuel Baltar, antes de desplazarse a Avión, donde arrancó una larga e intensa jornada electoral de máxima proximidad con el ciudadano en la que decenas de simpatizantes se fotografiaron con líder del PP, mientras este se prestaba a todo tipo de selfies. Se dio un baño de masas.

Eligió para empezar Avión, que no es un pueblo cualquiera. Situado en la montaña ourensana apenas llega a los dos mil habitantes pero en verano se acerca a los cinco mil por el retorno de emigrantes, la mayoría mexicanos. Famoso por las grandes fortunas que estos gallegos cosecharon en la diáspora, Avión también es conocido por su amplísimo respaldo al Partido Popular. En las elecciones generales del 26-J, Rajoy obtuvo en este municipio el 88,17% de los votos y ayer, como no podía ser de otra manera, el pueblo salió a la calle para recibirle al grito de "¡Presidente, presidente!".

En un escenario como este, aplausos y elogios estaban garantizados. "Aquí somos muy del PP; el presidente nos tenía ganados pero con esta visita, mucho más", decían unas mujeres apostadas en la puerta de la Casa do Concello mientras esperaban, móvil en mano, la llegada de Rajoy. Por primera vez, este municipio recibía ayer la visita de un presidente del Gobierno. Eran las 11.30 horas y el invitado llegó puntual. Empezaba así una completa visita de una hora en la que firmó en el libro de honor del Concello y realizó un paseo por el pueblo con paradas en la farmacia, el bar Madrid DF o la peluquería Mari-Mar. Para agradecer el apoyo recibido y también pedir el voto para Feijóo, Rajoy aprovechó el descanso en la terraza del bar para dirigirse a las decenas de personas que se congregaron para verle y mostrar su empatía hacia la Galicia emigrante: "Muchas personas se han tenido que ir fuera pero no hay ningún gallego que se precie de serlo que se olvide de Galicia. Yo llevo unos cuantos años en Madrid pero siempre que puedo estoy aquí, fines de semana, verano, fiestas... y sobre todo cuando hay una campaña electoral".

La siguiente parada fue Ribadavia, gobernada por el PSOE y donde el PP ejerce una fuerte oposición contra el alcalde, Ignacio Gómez. El portavoz del grupo municipal, César Fernández, ejerció de anfitrión. Lo recibió en la calle principal junto al Castillo, donde comenzó una visita, ya no tan pausada como la de Avión, por el Club Artístico, el mercado de abastos, la taberna de O Birrán, el barrio judío y la Tafona da Herminia. Fue a este establecimiento, único en España en el que se hornean dulces hebreos, al que más tiempo dedicó. Abrió el horno de leña, probó las galletas y escribió una dedicatoria en un libro en el que, asegura Herminia, "han firmado embajadores y un premio Nobel".

Antes de abandonar Ribadavia Rajoy recorrió la Praza Maior, entró en la pequeña sede del PP, junto a la plaza, en la que fue obsequiado con varias botellas de vino de O Ribeiro. Por la tarde, en la capital de As Burgas, más de lo mismo. Antes de ofrecer un mitin en O Carballiño, acudió caminando a una reunión de la junta directiva del PP. Relajado y sonriente se detuvo para saludar, besar y posar.