El envejecimiento demográfico (esto es, el aumento de la proporción de población mayor de 64 años) es el resultado de la confluencia de factores puramente demográficos con otros de índole económica, política y cultural. Del mismo modo, el aumento de la proporción de personas mayores tiene efectos sobre el conjunto de la sociedad en sus diferentes escenarios. Hay que diferenciar, por un lado, el envejecimiento en términos cuantitativos (el número de personas mayores, su proporción y su distribución) y, por otro, las características sociológicas del colectivo, efecto tanto de la edad como de la generación a la que pertenecen los individuos, con su consiguiente posición y trayectoria dentro de la historia colectiva.

Aplicado a la sociología electoral, un progresivo envejecimiento de la población implica directamente un mayor peso del colectivo de mayores, convirtiéndose en un sector del electorado clave para conseguir y conservar mayorías.

En cuanto al comportamiento electoral del colectivo, hay que resaltar el efecto de la edad dentro del ciclo biológico de cada individuo. Salvo muy celebradas excepciones, a mayor edad, menor proyección de futuro. Los mayores viven por lo general más enfocados al pasado o al mero presente, el día a día, sin plantearse lo que pasará dentro de un tiempo futuro que quizás esté fuera de su alcance. En ese sentido suele ser un electorado muy pragmático, aunque esta tendencia es modificada en gran parte por su posición cronológica en la historia de nuestro país. Hoy en día los mayores de 64 años pertenecen mayoritariamente a las generaciones enteramente socializadas en el régimen anterior. Y ya como partidarios u opositores (en su día), las posiciones suelen ser bastante inamovibles. Esta combinación de factores hace, por lo general, del electorado mayor, una base sólida para los partidos tradicionales y da una cierta estabilidad y continuidad al sistema. Los mayores acumulan además una mayor experiencia en las posibilidades de la política y son escépticos y muy críticos hacia lo que se pueda considerar novedoso. Cosas habrán visto antes?

En el caso de Galicia, considerada durante muchos años como un bastión inexpugnable del voto conservador, muchas cosas tendrían que cambiar para que esa tendencia dé un vuelco. En demografía no hay grandes novedades. Si acaso, que el electorado más fiel va desapareciendo por motivos biológicos con lo que la base electoral más tradicional se va reduciendo progresivamente y sin pausa. En lo económico, las pensiones cada vez mueven una mayor proporción de dinero en circulación (y no creo que ninguna opción política plantee lo contrario). La crisis ha agitado en muchos mayores la solidaridad intergeneracional al ver el futuro proyectado para sus descendientes en peligro. Esto tendría respuesta en algunas novedades en la esfera política, pero es poco probable que los mayores apuesten por lo nuevo de manera mayoritaria. En cuanto al ámbito cultural, estamos ante las generaciones mejor formadas de la historia, pero a su vez no hemos sido capaces de desarrollar un entramado económico que absorba tantos individuos altamente formados. Sin embargo, los discursos alternativos difícilmente tienen resonancia (por los temas que tratan o por cómo los tratan) en el electorado más mayor. En resumen, y parafraseando a nuestros mayores: eche o que hai.