Esta vez la sede del PSdeG sí que parecía un velatorio. En esta ocasión el partido no escudriñó los datos para sacar una lectura positiva como pasó en anteriores elecciones a pesar de que el PSdeG perdía fuelle. La presidenta de la gestoria, Pilar Cancela, soltó que esperaba que la comparecencia final de Leiceaga fuera para valorar que los sondeos se había equivocado. Pero no. El candidato asumió la derrota sin paliativos como antes la habían admitido diversos cargos, militantes y miembros de las listas que acudieron a la sede del PSdeG en Santiago.

"Eso no me sirve de consuelo", decía uno sobre los buenos resultados del partido en un colegio electoral. "Hay que venir en estos momentos aunque no haya nada que celebrar", saludaba una mujer.

Rostros serios, muy serios, eran los que ayer se veían en la sede del partido. Bromas, las justas. Y a echar cuentas. Que si los que ganaron las primarias en A Coruña no se implicaron lo que debían, que si en Pontevedra hubo poca movilización... Pero llamó la atención sobre todo el análisis que la propia gente del partido hacía sobre los resultados de la provincia de Lugo, donde el PP apenas tiene poder local pero en cambio machacó al PSOE.