El BNG estuvo ayer de cumpleaños. Pasaron ya 34 desde su nacimiento en una asamblea constituyente celebrada en el frontón de Riazor. Como cualquier homenajeado hubo tarta, aunque el regalo se adelantó un día y se lo dieron las urnas, que salvaron a la formación de la debacle, más o menos catastrófica según qué oráculo. De hecho, para Ana Pontón, los quince días de campaña sirvieron para que el Bloque navegara desde una posición "muy difícil", con riesgo de hundimiento, a un "resultado excepcional en el contexto" en el que estaban "trabajando" y "con las perspectivas" que tenían por delante. El "afecto" y el "entusiasmo", dijo, se tradujeron en "energía acumulada" que les servirá para trabajar.

"En este momento cogemos aire en las velas", proclamó la candidata nacionalista, lo que se traduce, dice, en "un impulso para una nueva etapa". En ese camino están por describir las paradas, aunque Pontón avanzó que lo primero será ejercer una oposición "firme y rigurosa" en la que avanza que van a "tener no solo el Parlamento en la calle, sino la calle en el Parlamento". "Porque pensamos que este mayor activismo social, una mayor conexión con los problemas del día a día, van a ser la clave del fortalecimiento en esta nueva etapa", aseguró ayer tras la Executiva Nacional.

Tras una campaña en la que los "afectos" y el "impulso de miles de personas que creen en el proyecto del BNG" salieron a la calle a defenderlo con una "sonrisa", factores a los que atribuye que la formación no se pegase el batacazo que auguraban las encuestas, el Bloque se prepara ahora para "administrar con mucha responsabilidad" la "confianza" de quienes les dieron su voto. Lo hicieron casi 119.000 gallegos, según los datos provisionales facilitados por la Xunta, una cifra en la que se apoya la visión optimista de la organización frentista, que espera poder, a partir de aquí, remontar y conjurar los espíritus de comicios pasados. El dato es positivo si se lo compara con los apoyos recabados en la anterior cita electoral en la que concurrió el BNG, las elecciones generales del pasado junio, cuando concitó menos de 45.000 apoyos y se vio por primera vez exiliado del Parlamento estatal. No obstante, solo supondría un traslado, de la unidad de cuidados intensivos a planta, si se tiene en cuenta que en 1997, con Beiras como candidato, el BNG reunía casi 400.000 sufragios (uno de cada cuatro votos) y sus diputados llegaban a ocupar 18 de los escaños en la Cámara autonómica.