Con mucha expectación y un fuerte dispositivo de seguridad, Mariano Rajoy volvió a repetir ayer paseo por su ciudad seis meses después del incidente en el que un menor le propinó un puñetazo durante la campaña del 20-D aprovechando el momento en el que se hacía un selfie con él, un suceso por el que aceptó tres años de internamiento.

Pocos fueron los ciudadanos que lograron acceder ayer al candidato popular a la presidencia del Gobierno para saludarle, darle la mano o posar para una fotografía a su lado. El recorrido entre la sede provincial del partido y el Teatro Principal, donde se celebró el mitin del PP, transcurrió con muchas menos paradas que en diciembre. La más curiosa la protagonizó una vendedora y voluntaria de Cruz Roja que vendió al presidente el número 87127 del Sorteo de Oro; era la misma vendedora que horas antes vendía al socialista Pedro Sánchez, también ayer en Pontevedra, el 48413. Mariano Rajoy estuvo acompañado en su paseo por el centro de la ciudad por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; la ministra de Fomento, Ana Pastor, y el presidente del PP de Pontevedra, Alfonso Rueda.

Durante su recorrido el grupo recibidó tanto ánimos de los ciudadanos para las elecciones de la próxima semana como los abucheos de los más críticos con su gestión. Entre estos últimos, se encontraban miembros de la Plataforma Pola Defensa da Ría, que aguardaban al candidato popular junto a un grupo de vecinos contrarios a la fusión entre los concellos de Cerdedo y Cotobade.

Los manifestantes se trasladaron también hasta las inmediaciones del Teatro Principal, donde pronunciaron gritos de A ría é nosa e non da Celulosa o Non á fusión!. A pocos metros de ellos, militantes y votantes del Partio Popular competían en voz con la frase "¡Presidente! ¡Presidente!". El aforo para 434 personas del teatro se quedó pequeño para el mitin del presidente en funciones.