La noche electoral del 20 de diciembre, la sede de En Marea en Santiago se incendió de gritos cuando llegó la Marea Atlántica. La irrupción de unos exultantes Antón Gómez-Reino y Xulio Ferreiro, alcalde de A Coruña, marcó el inicio de la fiesta. Los vivas y aplausos se dispararon en un local, en plena plaza de O Toural, abarrotado. Ayer, la comparecencia de los candidatos y máximos referentes se hizo esperar hasta la llegada precisamente de Ferreiro. En Marea, a pesar de perder apoyos consolida su marca como referente de una parte de la izquierda. Si Unidos Podemos tuvo de lema La sonrisa de un país, ayer se vivió en Santiago "la decepción de una confluencia".

Los gestos y símbolos que tanto han querido cuidar mareas locales, Podemos o Anova en los últimos tiempos también evidenciaron que la noche no estaba para juergas. Si hace seis meses, todo eran risas y en el estrado hubo varias voces, ayer solo tres diputados representantes de Podemos, Anova y EU tomaron la palabra. Tampoco intervino ninguno de los alcaldes del cambio, presentes en el estrado: Ferreiro, Martiño Noriega (Santiago) y Jorge Suárez (Ferrol).

Xosé Manuel Beiras, líder de la organización nacionalista, subió al estrado, pero se bajó cuando comenzaron las preguntas de la prensa y no intervino, como tampoco la máxima responsable de Podemos en Galicia, Carmen Santos, que relevó en la foto a Breogán Riobóo, su antecesor.

El silencio de Beiras y el cambio en Podemos evidencian dos de los problemas de En Marea, cuyos problemas internos -con enfrentamientos públicos entre Beiras y Díaz y una pugna por la fórmula de confluencia y unas duras primarias en Podemos- parecen haberle pasado factura a la coalición. "Ahora toca pensar. Quizás en A Coruña no se percibió el peso nacionalista y en Ourense la clave ha sido la participación", comentaba ayer un dirigente tras la jornada electoral.

Con menos asistentes que el 20-D, la decepción se mascaba en los fieles de En Marea desde que el escrutinio alcanzó el 50%. Contrastó con las caras de alegría tras los sondeos a pie de urna que apuntaban un sorpasso. "Pintan bastos", asumía un diputado de AGE. Un joven decepcionado era animado por un amigo: "Mejor, poco a poco, que se confíen".