El boxeador Floyd Patterson le contó a Gay Talese que el KO, el recibir un golpe que te dejaba fuera de juego y suponía tu derrota, "era un momento feliz, el dolor llegaba luego". En Marea se encuentra en la fase en que el dolor ya ha llegado, pero el KO todavía cortocircuita su análisis de lo que ha pasado. No ha visto venir el golpe. Entendían a su rival contra las cuerdas y a punto de recibir el toque de gracia, pero éste se ha revuelto y ha tumbado a la alianza de Podemos, Anova y Esquerda Unida. Ayer, sus cargos electos abogaron por "abrir" su espacio, con una alusión directa a las mareas municipalistas, pero la cúpula de Podemos o Anova divergen de ese rumbo. Decidir su futuro, sellar grietas y evitar los reproches constituyen su reto a cuatro meses de las autonómicas y sin candidato para la cita.

A modo de mensaje urgente con que sacudirse la estupefacción evidente en las caras de sus cargos electos, la confluencia aboga por "tratar de sumar" a las 67.000 personas que los han abandonado, abrirse a las mareas municipalistas y sopesar por qué no han logrado captar "el voto nacionalista que quedó en el aire" y dejó al BNG. Este perdió 26.000 apoyos, pero En Marea se dejó casi 67.000.

Curiosamente, fue una diputada de Anova la que respondió a esa cuestión, aunque evitó reconocer en público el malestar de los de Xosé Manuel Beiras por el arrinconamiento de su mensaje en favor del de Podemos.

Pocas veces tan pocas papeletas han generado tal golpe anímico, pues el coste en escaños se ha decidido por escaso margen. "Si fuesen los resultados de la primera vuelta serían espectaculares", proclamó Miguel Anxo Fernán Vello, de Lugo. El problema es que era la segunda. En Ourense perdió un diputado por 1.633 votos y en A Coruña un senador por 581, a falta del voto por correo. Pero el golpe ha bajado a la realidad a una alianza que se cuestiona si ha tocado techo. "Nos faltó capacidad de seducción", apuntó Ángela Rodríguez. "Los nuestros se quedaron en casa", apunta en privado otro miembro de En Marea, crítico con los "errores" de la candidatura.

Aunque ayer los cinco diputados y una senadora de la confluencia apostaron por la "autocrítica", el diputado electo por A Coruña, Antón Gómez-Reino, reivindicó la "consolidación del espacio de cambio en Galicia", con un 22,1% de apoyos.

A pesar del bajón, transmiten que siguen siendo la alternativa al PP en las autonómicas de octubre. Yolanda Díaz, líder de EU y electa por A Coruña, repitió el reto que lanzó eufórica tras el 20-D y pidió a Feijóo que convoque ya las elecciones autonómicas. "Perdió la mayoría absoluta", añadió, a pesar de la recuperación del PP, al que, añadió, benefició la participación al activar los suyos.

Los alcaldes de A Coruña, Xulio Ferreiro, y Santiago, Martiño Noriega, reconocieron la "frustración" del resultado, a pesar del empate técnico con el PSdeG, pero el primero matizó que existe "margen" para recuperarse hasta otoño y superar un "ruido interno" que castigó a la alianza.

Gómez-Reino tendió la mano a los socialistas, aunque le pidió no facilitar que gobierne Mariano Rajoy, para las autonómicas y confió en cerrar la elección del "mejor candidato" para la Xunta en breve.