Conseguir que en un futuro muy cercano la ciudad de A Coruña sea más sostenible y cómoda para los ciudadanos va a depender de los proyectos tecnológicos inteligentes que se desarrollen en los próximos años. Este es un buen momento para preguntarse cómo se quiere que sea la ciudad del futuro.

Un proyecto como el Smart City, que pretendía hacer de

A Coruña una ciudad inteligente, no ha conseguido pasar más allá de los titulares de los periódicos, pese a la gran inversión realizada. Tampoco ha servido para estrechar la administración local con los ciudadanos, porque, al fin y al cabo, eso es lo que busca una ciudad inteligente. No que la tecnología sea el centro de todo, sino que el ciudadano esté en el centro de la tecnología.

Hay tímidos esbozos como la sede electrónica del Ayuntamiento donde se permite realizar algún papeleo sin tener que ir físicamente a una oficina o la aplicación de móviles para saber cuánto va a tardar el autobús en llegar a la parada, pero poco más. Se puede obtener por internet el volante de empadronamiento, pero falta, por ejemplo, poder pagar el impuesto de circulación, la domiciliación sin recibos, el pago de las plusvalía y otros tributos, la licencia de apertura de comercios y traspasos, la presentación de facturas€ Aún queda mucho camino por recorrer.

La relación entre los poderes públicos y la ciudadanía tiene que ser más cercana. Y con la tecnología se puede estrechar esa distancia. Además de poder realizar la mayor parte del papeleo por internet, la administración local debe mejorar esa relación con los coruñeses con la ayuda de la tecnología. Por ejemplo, informar de forma rápida a los vecinos través de una aplicación de móvil de situaciones imprevistas (averías, accidentes€) y, sobre todo, abrir la puerta para que los ciudadanos participen en la política del día a día.

Es básico trabajar en sistemas tecnológicos avanzados que mejoren la eficiencia de la administración y ofrezcan nuevos y mejores servicios a los coruñeses.

Con la Tarjeta Coruña Millennium se puede pagar el autobús, la ORA o utilizar las bibliotecas municipales. En la página web del Ayuntamiento se asegura que "en breve, esta misma llave permitirá realizar trámites administrativos desde el ordenador, reservar instalaciones municipales, sacar entradas para conciertos de rock o la Sinfónica y mil cosas más". Quizá si esas "mil cosas más" sí se pudiesen hacer con el móvil sería todo más eficiente.

España es el país europeo con mayor penetración de smartphones. El 81% de los teléfonos móviles que existen son inteligentes. Hay más de 23 millones de usuarios activos de aplicaciones que realizan 3,8 millones de descargas diarias. En 2014, 21,4 millones de españoles accedieron a internet a través de móvil, cuatro millones más que en 2013. En 2015 la cifra será aún mayor.

El acceso a internet se hace cada vez más por el móvil y seguirá creciendo. Y ahí A Coruña debería estar a la vanguardia. Ya hay ciudades como Valencia o Logroño en las que se puede pagar el bus con el móvil. Y otras como Santander que están trabajando en implantar este sistema de pago vía móvil en comercios, hostelería o autobuses. No es algo tan lejano. En cualquier tienda de Mercadona ya se puede abonar la compra con el móvil.

El objetivo de una ciudad inteligente debe ser mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Hay quien ha definido una ciudad inteligente porque "utiliza tecnologías de información e infraestructuras limpias para apoyar el desarrollo eficiente de la gestión urbana, aumentar la participación ciudadana en las decisiones y acciones locales, y fomentar así su sostenibilidad".

Y en este apartado el internet de la cosas (la interconexión digital de objetos cotidianos con internet) también es un camino para conseguir una A Coruña más inteligente. En este campo las posibilidades son casi infinitas: edificios públicos que regulen la temperatura sin que lo haga una persona, sistemas de riego inteligentes, semáforos que se controlen automáticamente según el tráfico, alumbrado público que se regule en función del clima, la situación o hasta cambie de color (se puede apreciar en Amsterdam); o se apague si no hay tráfico (Copenhague) o tuberías de agua con cientos de sensores que informen al momento cuándo hay fugas (San Francisco).

Singapur cuenta con un sistema nervioso conectado a internet en el que centenares de sensores informan en tiempo real de lo que está sucediendo en la ciudad. Así se pueden evitar atascos, regular los semáforos, ofrecer información sobre el transporte público, detectar la calidad del aire, encontrar un parking libre€ Todo al servicio del ciudadano.

La movilidad y el transporte también son otros parámetros que se utilizan para valorar si una ciudad es inteligente o no. El objetivo debe ser caminar hacia un sistema limpio de transporte urbano, especialmente eléctrico, con centros de carga por toda la ciudad.

Y ya que A Coruña es una ciudad turística, la realidad aumentada sería una buena forma de dar un valor añadido a los visitantes y también a los coruñeses. Santander ya tiene una aplicación de realidad aumentada para móvil. Cualquier persona que pasee por la ciudad puede enfocar su smartphone a una calle y conocerá qué puntos de interés hay en la zona, tanto turísticos como culturales y comerciales, las paradas de autobús que hay en el entorno, las líneas que paran en cada una, el tiempo que tardará en llegar el próximo bus o la distancia exacta a la que se encuentra. Son solo algunos ejemplos.

Para que una ciudad sea realmente inteligente hay que desarrollar una serie de proyectos (interconectados entre ellos) que de verdad mejoren la sostenibilidad y el nivel de vida de los coruñeses. Esa sí que de verdad sería una

A Coruña inteligente