Estoy convencida de que lo verdaderamente esencial en una ciudad reside en las personas que la habitan. En ese sentido, la Coruña que yo imagino y que querría para los próximos quince años es una ciudad que,

sobre todo, esté al servicio de

sus habitantes, y que sea amable con los que la visitan. Parece claro que esto solo será posible con la implicación del conjunto de nuestra sociedad.

Tenemos grandes retos por delante, algunos de los más importantes tienen que ver con la salud. Afortunadamente A Coruña ya es pionera en España en muchos de sus servicios sanitarios y en diferentes áreas de investigación, pero queda mucho por hacer. En los próximos quince años será clave establecer sistemas y procesos, con la colaboración de la iniciativa pública y privada, para seguir avanzando en todas las áreas, muy especialmente en la asistencial, haciendo más llevadero para las familias y los más desfavorecidos el sufrimiento que provoca la ausencia de salud. Será desde luego muy importante, para alcanzar este reto, aprender de otras experiencias y terapias innovadoras que han tenido éxito en otros países del mundo.

Pero tampoco podemos olvidarnos de la educación, que constituye la base de una sociedad avanzada. En este campo nuestro objetivo será conseguir una ciudad donde la educación esté libre de intereses partidistas. Una educación desinteresada solo al servicio de la ciudadanía, libre de peajes, de complejos y lo más independiente posible. Las aportaciones que hagamos revertirán en la propia sociedad. Aquí nunca deberíamos hablar de gasto, sino de inversión.

Además, me gustaría que nuestra ciudad se convirtiese en un modelo de integración. Una ciudad integradora, pero no solo con los que llegan de otros sitios. Me refiero a integración con mayúsculas. Estoy pensando, muy especialmente, en los adultos con algún tipo de diversidad funcional severa, los grandes olvidados de nuestra sociedad actual, con los que la Fundación que presido está firmemente comprometida. Más allá de tendencias o modas pasajeras, nuestro objetivo está en conseguir la integración real, poniendo al alcance de todos, la educación, el ocio, la actividad física saludable, el arte y la cultura, en igualdad de oportunidades.

Porque, sí, considero que podemos hablar ya de la democratización de la cultura? pero para los próximos quince años deberíamos apostar por una oferta cultural sin barreras. Modestamente, creo que la Fundación María José Jove aporta su "granito de arena" en este campo, desarrollando iniciativas novedosas como Hablar con Arte, Mirar con Tacto, o los programas educativos infantiles; y queremos seguir haciéndolo. Para mí, personalmente, es muy importante.

Recapitulando un poco, pienso que se han conseguido más logros individuales que colectivos. Ahora nos toca ser capaces de colaborar, tenemos que coordinarnos, aunar, sumar esfuerzos para conseguir grandes objetivos. Habría que desarrollar una estrategia de trabajo en equipo, entre fundaciones e instituciones privadas, para ser capaces de cubrir las necesidades existentes en nuestra ciudad en el ámbito social, sin personalismos y sin barreras. Y, por qué no, convertirnos en referente para otras ciudades de España y del mundo.

Y hablando del mundo, no querría terminar estas consideraciones sin una mención al mayor problema al que se están enfrentando Europa y el resto de los países: la denominada "crisis de los inmigrantes" nos ha conmocionado a todos. No es algo nuevo, pero el estallido actual exigirá cambios y soluciones globales. Precisamente, en A Coruña existe un viejo eslogan, La ciudad donde nadie es forastero, que ahora más que nunca podría servir de clave en la que basar la senda a seguir. Es evidente que todos somos ciudadanos del mundo, hay que dejar a un lado localismos y ser solidarios. Será difícil e implicará sacrificios pero seguro que podremos ayudar de algún modo.

Aspiremos a ser ese lugar donde las personas que lleguen hasta aquí vivan integradas en el entorno, participando activamente de la vida de la ciudad, y sin perder la referencia a sus orígenes. La tolerancia nos hará más felices a todos.

Puede que algunas de estas reflexiones suenen utópicas pero no vamos a conseguir nada que no nos propongamos, porque como dijo Mao: La acción no debe ser una reacción sino una creación. Ante todo, la A Coruña que imagino para los próximos quince años es un lugar donde cualquiera querría vivir. Desde la Fundación María José Jove seguiremos trabajando para la infancia y las personas con diversidad funcional, desarrollando iniciativas que aporten valor y estableciendo colaboraciones eficaces que reviertan de forma directa en aquellos a los que van dirigidas. Creo que si sumamos esfuerzos conseguiremos una ciudad mejor, un mundo mejor.