La globalización económica y la gran recesión tuvieron efectos generales y cambiaron el paradigma económico del futuro. En A Coruña además se han cruzado los efectos de un agotamiento del modelo económico de crecimiento y sostenibilidad. A mi juicio solo una urgente reindustrialización de la Gran Coruña puede evitar tres lustros de estancamiento.

A Coruña tiene un plus de excentricidad geográfica con respecto a Galicia, España y la gran banana europea. Pero a pesar de ello todavía hoy A Coruña y comarca generan el 44% del Valor Añadido Bruto gallego (informe Ardan). Pero en un contexto de estancamiento demográfico, de empleo de calidad, de consumo y de inversión.

El modelo de Economía Urbana de A Coruña tuvo una etapa de primera industrialización, otra de freno a la industria, sustitución por la economía del ladrillo y del cemento, la cual fue completada por una tercera de modelo de Ciudad de Servicios, este último agotado coincidiendo con la gran recesión.

Los primeros emprendedores de nuestro entorno hasta bien avanzado el siglo XX crearon un germen industrial con efecto multiplicador (industrias del mar, cerveza, madera, energía, petróleo, banca, confección, etc.) ceban la bomba de un desarrollo demográfico y urbano con la típica atracción campo-ciudad. Pero a finales del siglo XX la "vocación industrial" se sustituye por la iniciativa llamada del cemento y ladrillo: grandes infraestructuras de las administraciones y fuertes desarrollos residenciales del sector privado.

Una tercera etapa completa y complementa a la anterior planteando el objetivo de "Gran Ciudad de Servicios": universidades, hospitales, grandes centros comerciales, infraestructuras de deporte y ocio marcan A Coruña como "una ciudad para vivir, un atractivo para invertir".

Volvimos a olvidar la industria y se comenzaron a perder centros de producción, empresas de calidad y centros de decisión. Grandes operaciones corporativas de fusiones, absorciones y traslados, algunos de los cuales todavía están en marcha. Este tercer modelo de ciudad muestra su agotamiento al no crecer ni económica ni demográficamente el entorno en los inicios del siglo XXI, y su sobredimensionamiento se pone de manifiesto sin remedio al cruzarse con los efectos de la Gran Recesión que desde 2007 hasta hoy provocan un freno o deslizamiento a la baja de toda posibilidad de crecimiento.

La producción de talentos por nuestras Universidades nos cuesta, pero suministra trabajo de calidad a otros lugares, la gran dársena del puerto exterior necesita industrias en un entorno que importen y exporten materias primas y productos acabados. Sin embargo, la inhibición inversora del ciclo económico durísimo que sufrimos no invitaba a emprender de nuevo dedicados como estábamos a "salvar los muebles los que puedan".

Pero además, A Coruña se encuentra dentro de Galicia y está a tenor de todos los ratios e indicadores económicos de los últimos tiempos, no parece aprovechar ni responder a los estímulos que en otros lugares de España están generando un crecimiento superior al 3% del PIB y fuerte creación de empleo.

Decía Lao-Tse que "las palabras elegantes no son sinceras y las palabras sinceras no son elegantes". Pero hay que reconocer las enfermedades para poder curarlas, hay que diagnosticarlas acertadamente y tienen que actuar médicos adecuados. Posiblemente el tradicional retraso con el que han llegado siempre a Galicia los auges y depresiones económicas sirva para "explicar" la situación actual, pero ello no debe de conformarnos para "justificar" la necesidad de actuar basándonos en un comportamiento atávico de la economía gallega.

Como hablamos de la Gran Coruña, y la sustitución de su modelo de sostenibilidad y crecimiento, yo propongo hablar de una "segunda reindustrialización". Volver a mirar con urgencia al sector secundario y recordando a Rostow fijar objetivos y medidas para una nueva etapa de crecimiento desde el sector secundario.

La Cámara de A Coruña venía planteando esto desde inicios de este siglo XXI. Sus estudios de necesidades de suelo industrial, hoy se han visto compensados con una dotación de oferta suficiente que ya no tiene que ser un obstáculo para una nueva industrialización. El estudio y planteamiento de un Plan de Promoción Industrial (con la colaboración de Entidades Públicas y Privadas) hubo que relegarlo en un stand-by con la caída de Lehman Brothers y el inicio de una "Gran Recesión" que hoy parece y deseamos dar por finalizada. Si es así invito de nuevo a hablar de ello porque os tempos son chegados y no adoptar medidas pronto puede relegarnos a un estancamiento cronificado en los próximos tres lustros.