Si la declaración de la renta sale a ingresar y, por tanto hay que pagar a Hacienda, existen fórmulas para hacer frente a esta situación. Una de ellas es el pago fraccionado, una modalidad en la que no se aplican recargos e intereses.

En ocasiones, la cantidad a abonar a Hacienda puede ser elevada, lo que hace que la opción del pago fraccionado sea la más recomendable. Los contribuyentes pueden fraccionar el pago en dos plazos, cumpliendo siempre las fechas establecidas y siempre que no se trate de una declaración complementaria.

Fecha Primer plazo pago declaración de la Renta

La primera parte del pago se abona en el momento de presentar la declaración. Para optar por el pago fraccionado, es necesario marcar esta opción en la declaración de la renta y domiciliar los abonos para que se hagan a través de la entidad bancaria correspondiente.

Fecha Segundo plazo pago declaración de la Renta

Por su parte,el segundo pago se realiza, por lo general, en la primera quincena de noviembre. De esta manera, el pago fraccionado de la declaración se cumple en los plazos previstos. Si no se ejecuta de esta manera, el contribuyente podría enfrentarse a una penalización con recargos. Son los denominados intereses de demora, que implican que se tenga que pagar un importe mayor del que estaba previsto de forma inicial.

Existe también la opción del aplazamiento, previo acuerdo entre el contribuyente y la Agencia Tributaria. Sin embargo, esta opción necesita de un volumen de documentos que la justifiquen. Se establecerá un calendario de pago y, en cualquier caso, tendrá unos intereses del 3,75%. Si no se abonan las cantidades pertinentes mediante este aplazamiento, Hacienda puede iniciar lo que se denomina un procedimiento de apremio y que podría llevar a embargos