El partido de cuartos de final que disputarán el viernes Alemania y Grecia da juego para mezclarlo con la política. Se ha convertido en un encuentro con un significado más allá del fútbol ante los recortes públicos que impulsa el país germano al heleno para frenar su deuda en medio de la crisis. Sin embargo, los hombres de Joachim Löw "pasan" de todo eso.

No quieren que el deporte y la política jueguen un duelo alternativo al que disputarán las dos selecciones el viernes. Muchos han querido extrapolar al fútbol las divergencias que puedan tener ambos países. Pero en la concentración germana, en seguida niegan esas comparaciones.

El primero en pronunciarse fue Joachim Löw, que se desmarcó de cualquier connotación política: "Angela Merkel y yo tenemos una buena relación y un acuerdo por el cual ella no me aconseja en la alineación de jugadores y yo no le aconsejo en decisiones políticas. Es solo un partido de cuartos de final normal contra Grecia y nada más".

Precisamente, Merkel acudirá al palco del Arena Gdansk invitada por el primer ministro polaco, Donald Tusk, y no se descarta que se reúna en el mismo con el posible nuevo primer ministro griego, el conservador Antonis Samaras, si hasta entonces ha conseguido formar gobierno.

La canciller alemana asistirá así por primera vez desde el comienzo del torneo a un encuentro del once alemán, después de renunciar a hacerlo en los tres partidos anteriores, todos ellos celebrados en Ucrania, por su postura crítica hacia el gobierno de Kiev.

El choque de la Eurozona

La prensa alemana y griega han aportado algunos calificativos al duelo y algunos medios de comunicación lo han denominado "el choque de la Eurozona".

Preguntado al respecto el centrocampista Thomas Müller siguió la misma línea que su entrenador. "La política no es un tema para nosotros. Eso no quiere decir que esté prohibido hablar. Me gusta bastante Grecia por mis experiencias", afirmó al diario "Bild".

"Para nosotros este partido sólo importa desde lo futbolístico y nos enfocamos en eso", recalcó en rueda de prensa el defensa Holger Badstuber.

De momento, el equipo germano está centrado en preparar el encuentro que de verdad cuenta, el que se juega sobre el césped. Alemania está fuerte, es el único equipo que ha hecho pleno de victorias en la fase de grupos.

Sin embargo, desde que comenzó la Eurocopa, e incluso antes, las polémicas políticas no han dejado de aparecer. Primero, la canciller alemana Angela Merkel impulsó el boicot a Ucrania para protestar por la violación de los derechos humanos que, según entendía, hay en ese país.

Alemania ha jugado todos sus partidos en Ucrania y Merkel hasta ahora no ha visto ninguno de su selección en directo. Lo hará por primera vez el viernes, ante Grecia ya que el encuentro se disputará en la ciudad polaca de Gdansk.

En Polonia, el equipo de Löw tampoco se ha alejado de la política. El lugar donde se entrena, Gdansk, es vecina de Westerplatte, donde comenzó la invasión alemana de Polonia y, en consecuencia, la Segunda Guerra Mundial. Löw ayer tuvo que rechazar una provocación germana por alojarse allí.

Y ahora llega la comparación del partido con la política de Alemania respecto a Grecia. Una vez más, las selección ha tenido que centrarse en el deporte e intentar dejar de lado cualquier polémica. "Fútbol es fútbol", que diría el ex entrenador Vujadin Boskov.