Carlos Tarque y los suyos, M-Clan, siguen demostrando que, aunque pasen los años, el rock and roll sigue vivo y lo que importa es el espíritu. Ayer, congregaron en la plaza de María Pita a cerca de 10.000 personas con ansia de escuchar en directo los temas del último disco de la banda, Para no ver el final, y de vibrar con clásicos como Quédate a dormir o Carolina.

La banda murciana salió al escenario a las diez y cuarto de la noche y se encontró con una plaza a medio llenar y un tiempo espectacular, que había hecho que, desde las primeras horas de la tarde, las calles del centro fueran un hervidero. La primera canción en sonar fue Calle sin luz y Tarque, ataviado con ropa negra, saludó con un "Hey, hey, hey. Manos arriba Coruña, boas noites", lo que provocó la primera ovación del público, que se mostró animado desde el principio.

El segundo tema fue Para no ver el final, canción muy aplaudida por un público que contaba con representantes de varias generaciones. "Es un placer estar en esta plaza maravillosa, en este sitio alucinante", dijo el líder de la banda murciana, que ya esas alturas del concierto estaba sudando.

Tuvo también palabras para la ciudad con la que dijo que él y sus compañeros mantienen "un idilio" desde hace años. Tarque dedicó una canción a Nonito Pereira, al que calificaron como "personaje ilustre" de A Coruña.

El público esperaba los temas más clásicos de la formación, aunque disfrutó con algunos temas del último disco como Basta de blues y Me voy a dejar llevar.

El guitarrista Ricardo Ruipérez fue aclamado por sus solos y Carlos Tarque no escatimó en energía, convirtiéndose en el torbellino que siempre ha sido sobre el escenario.

Se acercaba el final del espectáculo y el grupo murciano tenía guardados varios ases en la manga. Así, cuando el concierto ya alcanzaba su último tramo, sonaron las míticas Llamando a la tierra y Carolina.

Llegados a este punto de la actuación, los que poblaban la plaza estaban totalmente entregados y coreaban con ganas unas canciones que casi todos ellos conocían al pie de la letra.