El británico Chris Froome (Sky) garantizó la emoción de la Vuelta merced a una contundente victoria en la contrarreloj individual de 37 kilómetros, disputada ente Jávea y Calpe, en la que Nairo Quintana, undécimo, salió con una renta de 1.21 minutos que deberá defender este sábado en Aitana, y Alberto Contador escaló al tercer escalón del podio.

Era su día, la cita clave, donde Froome, en principio, debía decantar la Vuelta a su favor, pero la debacle de Formigal le alejó de Quintana en 3.37 minutos. El examen del reloj se puso muy cuesta arriba para el líder del Sky. No obstante, Froome rodó a bloque y cumplió el pronóstico. Venció con un tiempo de 46.32 minutos, a una media de 47,7 kms/hora, inalcanzable para sus rivales.

El triple vencedor del Tour de Francia firmó su tercera etapa en la Vuelta con 44 segundos sobre el español Jonathan Castroviejo (Movistar), y 1.24 minutos respecto al sueco Tobias Ludvigsson (Giant).

Nairo Quintana perdió 2.16, una brecha prevista, que le permitió seguir con el maillot rojo con 1.21 minutos, que deberá defender con uñas y dientes en Aitana, último obstáculo antes de coronarse en Madrid.

"Froome ha volado literalmente, pero tengo buenas piernas y un gran equipo para defender la ventaja. De todas formas, no nos podemos dormir. Espero dormir bien", dijo el ciclista de Boyacá.

En la lucha por el podio el vencedor fue Alberto Contador, quien no tuvo rival con un flojo Esteban Chaves, que cedió al madrileño el tercer escalón del podio. Contador, en la general a 3.43 de Quintana, nunca ha sido segundo ni tercero en una carrera grande. Ahora se tendrá que fajar en Aitana. Sabe que el Orica quemará su naves para limarle 1.11 minutos.

El foco de la crono estaba puesto en los líderes de la general, pero la primera referencia no podía ser otra que la de Jonathan Castroviejo, cuarto puesto en el Mundial de Richmond y Juegos de Río. No defraudó el ciclista de Getxo, pues su esfuerzo se vio reflejado en meta con el mejor tiempo provisional, 47.17 minutos.

Pero el decorado lo cambió Froome en cuanto se impulsó desde el paseo marítimo de Jávea. Vestido con el maillot blanco de la combinada, se acopló a la bicicleta y despegó como un avión, motivado ante la cita que tenía marcada a fuego. Ajeno a la suculenta renta de su principal enemigo.

El británico superó el registro de Castroviejo por 28 segundos y metió 46 a Quintana en el control del kilómetro 12,5 .En ese punto Contador ya había desplazado del tercer lugar del podio a un hundido Esteban Chaves, doblado por Froome.

Se animaba la crono y la Vuelta. La exhibición de Froome continuó en la segunda referencia del kilómetro 24,3, donde ya aventajaba en 1.32 minutos a Quintana. El colombiano rodó con la mosca detrás de la oreja al ver cómo no había forma de reducir su retraso con su rival directo, crecido por su manifiesta superioridad.

En meta se confirmaron las sensaciones que Froome fue exhibiendo metro a metro hasta Calpe, en cuya costa se alza majestuosamente el Peñón de Ifach, una mole rocosa de 332 metros de altura símbolo de la Costa Blanca. Fue el único que bajó de los 47 minutos en su vuelo rasante.

Froome metió el miedo en el cuerpo a Quintana y Movistar y prolongó la emoción de la Vuelta hasta el sábado. Eso era lo que quería la organización y lo que justifica el recorrido, ahora en pleno debate, de muros y llegadas en alto. Sabe el británico de origen keniano que el proyecto es complicado, pero Aitana será un escenario de diversas batallas.

"Es difícil ganar a Quintana, está fuerte y tiene un buen equipo, pero hay que intentarlo. Hablaré con los chicos, a ver qué podemos hacer", anunció Froome.

Ese intento, la defensa de Quintana y el abordaje del Orica a Contador garantizan una jornada emocionante en la montaña alicantina. Todo eso y la chistera del propio Contador, que lo mismo guarda alguna sorpresa.

Este sábado se disputa la vigésima etapa entre Benidorm y el Alto de Aitana, con un recorrido de 193,2 kilómetros.