¿Qué hacemos si no podemos pagar nuestras deudas? Dada la situación actual, muchas familias se encuentran ante el siguiente escenario: una hipoteca pendiente, muchos créditos personales abiertos y un gran número de deudas acumuladas en las tarjetas de crédito por importes desorbitados. Si a esto le sumamos una situación de desempleo o ingresos precarios, la cosa todavía se complica aun más.

En un escenario de estas magnitudes, a la presión por la falta de liquidez se le une la propia presión psicológica que supone estar al tanto de las llamadas de los acreedores, de la invasión en nuestra vida personal o laboral. Los intereses van creciendo y las deudas se hacen todavía mayores. Es una situación angustiante que, por desgracia, es muy familiar para un gran número de personas en nuestro país.

Esta es una típica situación de sobrendeudamiento, cuando contraemos más deudas de las que podemos pagar, comprometiendo nuestra situación familiar. Una situación, en algunos casos, fruto de un consumo irracional, y en otros, derivado de contingencias inesperadas como un despido laboral o una enfermedad.

¿Qué podemos hacer? El consejo más útil que se puede ofrecer en estos casos es afrontar la situación ante los acreedores. Darle vueltas a la realidad a la que nos enfrentamos sólo empeorará las cosas.

La mejor ayuda que podemos recibir vendrá de manos de un abogado que será quien nos puede indicar mejor cómo debemos tratar el proceso de negociación con nuestros acreedores, de esta manera también estaremos al corriente de nuestros derechos y obligaciones y qué es lo que podemos esperar si el acuerdo, finalmente, no llega a buen puerto.

Refinanciamiento de deudas

Es una de las alternativas más solicitadas, las entidades de crédito tienen ya previsto esta opción en estas situaciones.

El procedimiento, es simple, se trata de cancelar todos los préstamos existentes y contratar uno nuevo, cuyo importe sea igual a la suma de todos los préstamos o créditos existentes y pendientes. Lo que se pretende con esta alternativa es reducir el tipo de interés que se está pagando por los préstamos, y alargando el plazo de devolución de la deuda. Las cuotas que tendremos que pagar serán menores, pero la deuda se alarga durante más tiempo.

La reunificación puede realizarse mediante la contratación de un nuevo préstamo hipotecario, o ampliando el existente; o con la contratación de un préstamo sin garantía hipotecaria.

La consolidación de deudas también puede realizarse en caso de importes pendientes en tarjetas de crédito, préstamos personales o cheques rechazados.

Para poder realizar una unificación de deudas, será necesario poner en conocimiento a la entidad de los gastos mensuales, al mismo tiempo que se justifique unos ingresos mensuales que sean compatibles con la nueva cuota mensual. Puede ser necesario la firma de un avalista, una persona que se hiciera responsable de los pagos en el caso de no serlo nosotros, o la garantía material, en el caso un préstamo con garantía hipotecaria.

Eva Llorca

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