La letra pequeña. Esa maldita letra pequeña que tantos sustos ha provocado en los usuarios puede contener agradables sorpresas. Es lo que sucede en los seguros del hogar, que incluyen numerosas coberturas que el cliente desconoce porque no se ha leído el contrato o porque ha olvidado su contenido cuando tiene ante sí el percance. Si, por ejemplo, una tromba de agua provoca goteras en un piso, la llamada al agente de seguros es casi inmediata. Otra cosa es que la póliza cubra todos los desperfectos, porque si las goteras provienen de una grieta en la fachada del edificio no cerrada antes de la tormenta o de una mala impermeabilización de la terraza, lo más probable es que la compañía se limite a pagar la pintura, pero nada más. Algo parecido sucede si durante la reforma de una casa el operario rompe, por ejemplo, un televisor con diez años de vida. El seguro abonará una cantidad testimonial. Nunca el importe total necesario para adquirir un nuevo electrodoméstico. La antigüedad pesa mucho.

A pesar de estas cláusulas que provocan la maledicencia del afectado, lo cierto es que las pólizas -sobre todo, las denominadas premium, que son más caras- incluyen un buen número de servicios que al usuario le pueden sacar de algún apuro, si cae en la cuenta de que está pagando por ellos, claro. Tras contactar con varias aseguradoras de las más importantes del país, estas son algunas de las coberturas menos conocidas. Reposición de documentos, como escrituras, poderes o hipotecas, que se hayan deteriorado o destruido (por ejemplo en un incendio); responsabilidad civil medioambiental ( en el caso de que se produzca algún problema por el cloro de un piscina, pongamos por caso); localización de agua sin daños (en el riego automático del jardín se produce una fuga que solo se detecta en la subida del consumo, se abona también ese exceso); bienes refrigerados afectados por una caída de la luz (la compañía abona el importe de lo que estaba almacenado aportando un ticket de compra o fotos de los artículos afectados). Asimismo, está cubierto el robo de la cartera fuera de casa, se asegura la mascota y los daños que pueda causar a terceros o se presta asistencia jurídica sobre dudas relacionadas con las comunidades de vecinos.

Las compañías consultadas destacan algunas coberturas gratuitas que no se utilizan, como la asistencia informática (asesoramiento para la compra de productos o para solucionar un problema en el ordenador), defensa jurídica por accidentes fuera del hogar (por ejemplo, si el usuario es atropellado como peatón) y el bricolaje, que alguna compañía sitúa entre los servicios que se ofrecen en las pólizas plus o premium. Este último servicio incluye desde el montaje de muebles tipo Ikea a colocar bombillas o colgar cuadros. Es decir, una póliza ideal para quienes tienen la manos romas.

Una póliza normal de un adosado puede rondar los 300 euros anuales, mientras que la de un chalet sube a 600 y la de un piso baja a 150, según la media efectuada por una de las firmas consultadas, que apunta que las pólizas premium doblan esas cantidades. Algunos de estos serivicios se pueden reclamar hasta dos veces al año. ¿Qué coberturas se pueden encontrar ahí? Pues, por ejemplo, se puede asegurar al personal doméstico, bienes que le han dejado al cliente o que son de este y los deplaza a una segunda residencia. La compañía también se hace cargo de la reparación del teléfono móvil o de la tablet si se caen al suelo y se estropean. Otro servicio integrado en este amplio grupo es la asistencia domiciliaria: si el cliente tiene un accidente, la compañía le puede poner, durante el tiempo de recuperación, a una persona que lleve los niños al colegio o que vaya a hacer la limpieza de la casa, e incluso enviar a un peluquero si es necesario.

Además de lo mencionado, el seguro del hogar también puede incluir la asistencia de un abogado ante un despido improcedente, el desplazamiento al extranjero si un familiar directo ha sido ingresado en un hospital, el robo o extravío de equipaje, el alojamiento temporal si la vivienda ha quedado inhabilitada, daños que puedan ocasionar los niños jugando o que pueda causar el titular del seguro si se cae un objeto que está transportando en un vehículo a motor.

Ana Manuela Espinosa, directora de Productos de BancaSeguros de Bankia, afirma que el motivo de que una mayoría de clientes desconozca las coberturas obedece a que "cuando se comercializa un seguro de hogar, se suele centrar la información en cubrir roturas, daños por agua, cristales o incendios, pero no se entra al detalle". Espinosa afirma que estos servicios tan extensos no son únicos del seguro del hogar y cita el caso del de decesos, donde, además del sepelio, se cubre la asistencia dental o la orientación médica telefónica.