El río Umia, tras su paso por Caldas de Reis, y el Sar, tras dejar Santiago, son los ríos más contaminados de la demarcación Galicia-Costa, o lo que es lo mismo, son las cuencas con más polución de todas las que transcurren íntegramente por el territorio de la comunidad. La noticia no sorprenderá a los vecinos de Caldas, Bertamiráns y Padrón que sufren los inconvenientes de estas aguas infestadas, pero esta es la conclusión oficial de la Consellería de Medio Ambiente después de haber analizado durante todo un año sus aguas y las de los otros ríos.

El informe tampoco arroja dudas al establecer la principal causa de por qué estos ríos están tan infectados: los vertidos domésticos (aguas fecales) y ganaderos (purines). En todo caso, abre una puerta a la esperanza, pues peor sería si la contaminación fuese industrial. La polución orgánica es más fácil de combatir, y la Xunta impulsa un ambicioso plan de saneamiento, con una inversión superior a los 652 millones de euros para construir depuradoras y otras actuaciones de emergencia. Además, Galicia favorece la recuperación de los ríos contaminados. ¿Por qué? Porque llueve mucho y las aguas se renuevan pronto, porque los cauces son en pendiente y así se oxigenan más, y porque sus márgenes suelen ser frondosos y con arbustos, y un río en sombra se cura antes que un río al sol.

El departamento que dirige Manuel Vázquez puso en marcha en febrero del pasado año la Red de Seguimiento del Estado Ecológico de las Aguas de Galicia, integrada por 16 expertos, biólogos, químicos y licenciados en Ciencias del Mar, entre otros. Esta red depende del Centro de Investigación e Información Ambiental de Lourizán y nace a instancias de la UE, que obliga a vigilar el estado de las aguas superficiales y a garantizar su calidad. La Directiva Marco del Agua también explica el aluvión de depuradoras que se van a levantar en Galicia. Esta red ha hecho balance de su primer año de trabajo y ha concluido que los ríos Umia y Sar destacan por su contaminación. En el Umia -donde en septiembre de 2006 un vertido altamente tóxico procedente de una industria química tiñó las aguas de verde-, la presión urbanística y las industrias de la zona explican la elevada polución desde hace años.

En el caso de las rías, los trabajos de la red ponen el acento en las rías de Pontevedra, Vigo y Ferrol, que son las que presentan mayores concentraciones de residuos fecales en sus aguas, lo que juega en contra del negocio de los bancos marisqueros. Las cofradías ya lo sabían, pues este mal es generalizado en todas las rías, y el año pasado pusieron el caso en manos de la Fiscalía del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que investiga la denuncia.

Para llegar a estas conclusiones, la Red de Seguimiento estableció en los ríos 55 puntos de recogida de muestras de agua y otros 20, en embalses. En un año, se tomaron 547 pruebas. En las desembocaduras de los ríos se definieron 49 estaciones de seguimiento, donde se hizo acopio de 483 muestras de agua. En total, 124 puntos de control a lo largo de un año.

Alberto Gayoso, técnico de esta red, explica que "todos los meses" controlan la calidad de las aguas en las zonas donde hay vertidos autorizados de empresas. "Sólo medimos la calidad ecológica de las aguas. Comprobamos que la supervivencia de las especies es óptima, si no aconsejaríamos una revisión del permiso", explica. También hay controles anuales y trimestrales, donde se analizan y tienen en cuenta múltiples variables. "A veces la señal de alarma salta porque detectamos la ausencia de algas, insectos o peces que son representativas de un río poco contaminado", afirma.