Todo el operativo diseñado por la industria farmacéutica española para reciclar los medicamentos usados o caducados y evitar que acaben dañando el medio ambiente y la salud pública se frustra al llegar al vertedero de Sogama en Areosa. Ese es el destino de las 12.000 toneladas de fármacos que fueron recogidos en toda España durante los últimos seis años bajo el programa Sigre, un sistema de reciclaje único en Europa cuyo objetivo es recuperar los envases e incinerar los restos de los medicamentos para obtener energía.

Desde que se inauguró el sistema en 2002, todos los fármacos desechados en los contenedores distribuidos por las farmacias españolas llegan a la planta Sigre de selección y clasificación de medica- mentos de Cerceda, una instalación de la empresa Danigal. Allí, los operarios separan los productos médicos de los envases, que son enviados a reciclar según se trate de cajas, botellas o tubos de cartón, papel o plástico. En cuanto a los restos de los medicamentos, muchos de ellos caducados, en lugar de ser enviados a la planta incineradora de Sogama para quemarlos y convertirlos en energía, tal y como había dispuestos la industria farmacéutica, los fármacos se entierran en el vertedero que la sociedad pública tiene en Areosa, junto a los millones de basura en descomposición que se acumulan allí.

Los medicamentos, en especial si están caducados, pueden resultar altamente tóxicos y contaminantes si sus principios activos entran en contacto con otros residuos y, sobre todo, si se mezclan con el agua. Enterrar los medicamentos en el vertedero supone un grave incumplimiento del acuerdo al que llegaron Danigal y Sigre, la empresa creada en 2002 por la industria farmacéutica con el único objetivo de dar una salida ecológica a los residuos farmacológicos que se acumulan en los domicilios. En su página web, Sigre se define como "una iniciativa ecológica sin ánimo de lucro que pretende evitar que tanto los envases como los restos de los medicamentos se mezclen con otros residuos domésticos y acaben en la basura o en el desagüe, contaminando nuestros ríos". Para ello, Sigre puso en marcha en 2002 un complejo sistema de distribución y logística en el que participan 20.000 farmacias y 150 almacenes en toda España, en los que se van recogiendo y almacenando los medicamentos que ya no sirven y que los particulares dejan en unos contenedores blancos marcados con una cruz verde. Además, en estos seis años y medio Sigre ha invertido grandes cantidades de dinero en campañas de publicidad para sensibilizar a la población de la necesidad de no tirar a la basura los fármacos que ya no necesiten, por su alta toxicidad, insistiendo en que la mejor solución es incinerarlos. Sin embargo, ni uno solo de los fármacos desechados en los últimos seis años en toda España ha sido quemados -o "valorizados energéticamente"- en Sogama. En lugar de eso, las 12.000 toneladas de medicamentos recogidas por Sigre y clasificadas por Danigal desde junio de 2002 acabaron en el vertedero de Sogama en Areosa, en el municipio coruñés de Cerceda.

Así lo reconocieron ayer tanto Sogama -entidad participada en un 51% por la Xunta y en un 49% por Fenosa- como Danigal, la empresa que gestiona la planta Sigre en Cerceda. En una nota de prensa, Sogama admitió ayer que "desde junio de 2002 el vertedero de Areosa gestionó los rechazos procedentes de la planta Sigre de Cerceda". Sin embargo, la sociedad pública anunció que precisamente el pasado jueves 22 dejó de recibir medicamentos en el vertedero de Areosa, poniendo fin al sistema que había empleado durante seis años y medio. Según la nota, la Autorización Ambiental Integrada concedida por la Xunta a Sogama en abril de 2008 limita el tipo de residuo que pueden recibir sus instalaciones, por lo que la sociedad pública ya está reformando la planta "para que los rechazos de Sigre puedan ser valorizados energéticamente [incinerados]" en el complejo público de Cerceda.

Sogama atiende así las reclamaciones del ex jefe técnico de la sociedad pública, Ramón Pérez Mariño -despedido esta semana, después de haber denunciado en noviembre junto a otros tres trabajadores las irregularidades en la gestión de la sociedad-, que en julio del año pasado notificó a sus superiores mediante varios emails que en el vertedero se estaban acumulando residuos médicos para los que no había autorización.

Sigre se entera por LA OPINIÓN

En cuanto a Danigal, la empresa que se encarga de clasificar los medicamentos, seleccionar los envases para el reciclado y enviar a Sogama los fármacos que quedan, fuentes de la empresa confirmaron a este diario que desde que comenzó a funcionar la planta Sigre "los medicamentos siempre se llevaron al vertedero de Areosa" y no a las instalaciones incineradoras de Sogama. Además, Danigal añade que no es culpa suya que los fármacos no sean incinerados como acordó con Sigre. "Nosotros sólo acordamos llevarlos a Sogama, que es el gestor autorizado para quemar las pastillas. Y el vertedero de Areosa también es una instalación de Sogama", alegaban ayer desde la empresa -que a su vez también es la concesionaria que gestiona el basurero de Areosa-.

Mientras, en Sigre se quedaron "de piedra" al conocer ayer por este diario que ninguno de los medicamentos recogidos en las farmacias de toda España durante seis años y medio fue incinerado en Sogama, como habían previsto y como, de hecho, recoge su página web: "Los restos de medicamentos (...) van destino a la planta de valorización energética del gestor autorizado Sogama, donde se utilizan como combustible para la obtención de energía eléctrica". Ante esta situación, la empresa creada por la industria farmacéutica anunció ayer que estudiará de forma urgente qué medidas tomar.