Alberto Núñez Feijóo (Os Peares, Ourense, 1961) le gustan los relojes. Recuerda el primero que tuvo, un Couny suizo que enseña con orgullo en una fotografía tomada a los 14 años, apoyado en el hombro de su abuela Eladia. No es casual. Influye una parte estética, pero hay otra práctica, un rasgo que se le atribuye. Ahora luce en su muñeca un elegante IWC Schaffhausen que desentona con su viejo móvil, pero la elección del teléfono tiene también un motivo. Saca de su americana un aparatoso Nokia en un hotel de Santiago, tras el comité de dirección del PP, un día después de lograr la mayoría absoluta que lo convertirá en el quinto presidente de la Xunta, y sintetiza por qué no lo cambia: "Nunca me ha fallado".

Su vocación fue tardía. Él mismo contó con orgullo que en 1982 votó a Felipe González, y las lecturas que le han marcado son variadas. El muy conservador escritor y poeta José María Pemán, el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, o, ahora que Galicia vive tiempos de crisis, el estadista británico Winston Churchill, que ofreció "sangre, sudor y lágrimas" al pueblo británico en la II Guerra Mundial, son algunos de ellos, según explica Feijóo.

"Conviene ser políglota para saber callar en siete idiomas", es una frase de Pemán. Dos rasgos: rápido en las decisiones, pero prudente. "No hay que ir de sobrados", advirtió a los universitarios en Pontevedra antes de la campaña, pese a que él mismo proyecta, para algunos, una impresión algo chulesca. Su hermana Micaela rechaza este extremo en el vídeo de proclamación como candidato. Asume que "tiene un toque de ratón de biblioteca", pero resulta "muy familiar cuando te acercas".

Las personas que le conocen coinciden en adjudicar a Núñez Feijóo tres virtudes. Administra su tiempo, actúa con pragmatismo y toma decisiones ágiles aunque meditadas. Un gestor al que conselleiros, ministros y el presidente de la Xunta Manuel Fraga otorgaron responsabilidades sucesivamente, y acabó por entrar en política de forma natural. Fraga, que lo nombró conselleiro de Política Territorial en 2003 y al año siguiente vicepresidente primero, lo define como "un tipo de primera, hombre serio y trabajador, buen gerente, que sabe lo que vale el dinero y ha renunciado a fantasías como coches de lujo y sueldos", en alusión al polémico Audi oficial de Emilio Pérez Touriño. "Me interesaba un fichaje de primera, vi que destacaba en Madrid, y acerté", afirma el presidente de honor del PP. El nombramiento como vicepresidente tenía un fin. "Quería prepararlo, porque vi en él a la persona que me iba a suceder". Fraga suele referirse al parentesco que une a su heredero político con el Padre Feijoo, el fraile benedictino considerado el primer ensayista literario de la Ilustración española.

José Manuel Romay Beccaría fue el mentor del dirigente del PP. Lo convirtió en su brazo derecho en la Administración autonómica con apenas 30 años. Cuando era conselleiro de Sanidade lo colocó al frente del Sergas, y luego, ya como ministro del ramo, confió en él para dirigir el Insalud. Destaca su "capacidad de decisión, brillantez y responsabilidad", y apunta que con él al frente del Servicio Galego de Saúde se implantaron "nuevas formas de gestión en los hospitales, bajaron las listas de espera y se puso en marcha el 061 en tiempo récord". En lo político le atribuye "una gran capacidad de lograr adhesiones y lealtades".

También Carlos Negreira, que lo conoce desde los 14 años y compartió con él pupitre en la Facultad de Derecho de Santiago, señala este punto al hablar del proceso de renovación que tuvo que afrontar tras la marcha de Fraga. "No era fácil. Consiguió que personas con gran peso en el partido diesen un paso atrás. Hubo mucha generosidad".

Alberto Ruiz Gallardón, amigo de Feijóo desde hace más de una década y con quien comparte un alto grado de complicidad dentro del PP, se refiere a él como "un gestor formidable", cuya principal virtud es la "capacidad para liderar equipos".

Su imagen de ejecutivo contrasta con el esfuerzo en presentarse como "un hombre de pueblo". La campaña electoral constató su grado de conocimiento de la situación que atraviesa el rural, pero evidenció su escasa mano con el sector a pie de campo con una anécdota. Preguntó al dueño de una granja de Rois por qué todas sus vacas "llevan nombre de mujer". Y el ganadero le soltó: "Porque son vacas". El episodio, recogido en todos los medios gallegos, disgustó a Feijóo, que puntualizó después en petit comitè que en su pueblo hay rumiantes bautizados con nombres como el de marela o pinta. Gallardón reflexiona que el próximo presidente gallego tiene "un perfil urbano", pero defiende que "mantiene la naturalidad tanto en las relaciones con los empresarios que toman grandes decisiones, como con todos los sectores de la ciudad y el rural". Es, a su juicio, "pudoroso", lo que podría ser la causa de la imagen que proyecta. "No le gusta hablar de su vida privada, pero sabe relajarse", razona. Ni a él ni a su familia, ni al entorno, les gusta, en efecto, hacer pública su faceta personal, y rechazan cualquier valoración. "Es algo suyo", alega una persona de su máxima confianza.

Una de sus aficiones es ir a la isla de Ons a comer pulpo, según relata él mismo, y ya ha anticipado que lo hará para conmemorar su victoria electoral. Negreira, que lo conoció en su adolescencia en A Coruña a través de un primo de Feijóo, ha sido amigo desde entonces y coincidieron en sucesivos momentos de sus carreras. "Estudiaba y era responsable, pero también salíamos a tomar unos vinos. Lo normal", cuenta. El presidente electo, aficionado a las motos por herencia paterna, se compró una Vespa 200 cuando sacó el carné, y después tuvo un Renault 5 de segunda mano. "Íbamos a algunos sitios, como a la playa a Noia", rememora el número uno por A Coruña.

Sus allegados hablan también del carácter de Feijóo, que él mismo atribuye a su abuela materna. Eladia le "cuidó" hasta que tuvo 21 años. Negreira afirma que "tiene genio, porque defiende su criterio", aunque no es volcánico como Fraga ni le vio nunca "perder los nervios". Entre sus virtudes está "ser amigo de sus amigos y saber escuchar". Otro alto cargo del PP, que prefiere no ser citado, asegura que siempre contesta al teléfono si puede, y se deja aconsejar. "Él toma sus decisiones, pero consulta", expone.

Carácter fuerte, pero humilde, recalcan quienes tienen un trato cercano con él. "Tremendamente", puntualiza su hermana Micaela en el vídeo. Él sostiene que el momento más emotivo de la carrera electoral fue la visita a la nave central de Froiz, en Poio, donde charló con su propietario. "Un hombre que era carnicero y que ha generado 4.000 puestos de trabajo en Galicia y fuera es digno de elogio", explica sobre Magín Froiz. Uno de los libros que el político de Os Peares guarda en su despacho de la sede de Santiago es El triunfo de la humildad, escrito por Manuel Medina. Retrata a cien personajes que han triunfado con esa receta, y dedica uno de los capítulos al dirigente popular.

Feijóo cubrió una campaña a contrarreloj y recorrió 10.000 kilómetros, consciente de que todas las encuestas le daban como perdedor. Sin embargo, sostiene que no acabó cansado. "Salgo a correr siempre que puedo, y eso me ayudó". Perdió entre dos y tres kilos, y dormía como un tronco "por agotamiento". Seis horas y a la carretera. Beccaría alude a su "gran capacidad de trabajo" y recuerda que cuando dirigía el Sergas era el último en irse de vacaciones. "Los demás nos íbamos el día 2 de agosto, y él se quedaba hasta el 8 porque le gustaba dejar todo en regla". Saturnino, su padre, presume de hijo y también se refiere a esta cuestión. "Es un fuera de serie. Subía al trastero a estudiar y si no lo llamabas para comer, no bajaba", cuenta.

El candidato Feijóo será, desde mediados de abril, el presidente Feijóo durante al menos los próximos cuatro años. ¿Transformará el poder su carácter y lo volverá prepotente? Gallardón se muestra convencido de que no. "Tiene ambiciones, pero no personales, sino colectivas. Para toda Galicia". Feijóo sostiene que seguirá siendo él mismo, aunque reconoce: "Quizás me vuelva algo más brusco, pero será porque me gusta que se hagan las cosas con eficacia".

Romay Beccaría le encomendó la dirección del Insalud en 1996 y coordinó la sanidad de diez comunidades autónomas durante cuatro años. En la imagen, entrega el premio nacional de investigación de la Fundación Científica de Caja Rural al doctor Santiago Ramón y Cajal. / Redacción