Un hotel de cuatro estrellas ofrecía en la segunda quincena de agosto en una ciudad gallega y a través de internet una habitación doble por 28 euros, cuando el precio medio en un hotel de esta categoría es de 60 euros. Otros hoteles de la comunidad rebajaron sus tarifas hasta 40 y 38 euros. La batalla abierta para captar clientes se ha recrudecido en Galicia por la crisis económica y los alojamientos hoteleros han bajado los precios hasta un 10% por debajo del coste mínimo que garantiza un buen servicio. Ante este panorama, la Xunta advertía ayer de que "la guerra de precios tiene un límite". El Gobierno de Feijóo está dispuesto a "ayudar" al sector hotelero, pero aclara que "la solución no puede ser siempre" rebajar tarifas, pues entonces corre peligro la calidad del servicio que se presta. "Hay que mejorar la gestión interna y presentar una oferta diferenciada", insistió la secretaria xeral para o Turismo, Carmen Pardo, que definió a Galicia como "un multidestino, donde el turista quiere encontrar emociones, sensaciones y vivencias".

La responsable de la política turística de la comunidad lanzaba este mensaje después de que el presidente de la Confederación de Empresarios de Hostelería de Galicia (Cehosga), Juan Silva, se quejase de la "oferta temeraria y agresiva de este mes de agosto", durante el que hubo hoteles que ofrecieron "precios por debajo de un coste digno". Esta estrategia, con la que ni siquiera se cubren gastos, según explicó Silva, "terminará perjudicando a todo el sector", aunque negó que se tratase de una campaña de acoso y derribo de las grandes cadenas hoteleras a los pequeños y medianos establecimientos.

La guerra de precios para captar turistas no es nueva, pero este verano "se rebasó el límite", según el portavoz de Cehosga. Fueron "bastantes" los hoteles que entraron en esta pelea, especialmente en el mes de agosto, cuando hasta ahora esta rebaja de tarifas hasta precios de escándalo era propia de las temporadas bajas, añade Juan Silva.

La crisis económica es un motivo para actuar a la desesperada, pero además los visitantes, conscientes de estos suculentos descuentos, prefieren esperar ahora hasta el último minuto para reservar habitación.

Precisamente éste es uno de los motivos por el que a principios de verano los hoteleros eran tan pesimistas en sus previsiones de cara a la campaña de verano. Las reservas habían bajado hasta un 25%, pero según fueron pasando las semanas las expectativas se fueron recuperando. Cehosga calcula que en agosto la ocupación hotelera fue del 78%, cuatro puntos menos que en el mismo mes del año pasado. En cambio, una encuesta de la Xunta da una subida de casi dos puntos, al pasar del 74,6% al 76,2%, de ahí que Carmen Pardo, en la presentación de las cifras "provisionales", apuntase que el balance turístico este verano fue "tremendamente satisfactorio" frente a lo esperado.

Y es que, según los cálculos de la Xunta, Galicia mantuvo el tipo pese a la crisis mientras el sector turístico español firmaba uno de sus peores veranos. Unas diferencias que Carmen Pardo achacó fundamentalmente a la menor dependencia de Galicia del turismo extranjero, que fue el que más se resintió debido a la crisis. En esta línea, explicó que el turismo nacional no renunció a las vacaciones, que se han convertido en su opinión en "casi una cuestión de primera necesidad", pero sí optó más que otros años por viajar por España, al tiempo que Galicia también ganó más turistas "gallegos".

Las estimaciones de Cehosga arrojan mejores datos para los cámpings, donde la ocupación creció diez puntos (78% en agosto). En cambio, la crisis se hizo notar más en el turismo rural, pues se pasó de 138.000 pernoctaciones en 2008 a 125.000 el mes pasado.