Decenas de esquejes de pino se alinean sobre la mesa de trabajo del laboratorio fitopatológico de Galicia, situado en el centro agrario de investigaciones agrarias de Abegondo. Proceden de algún vivero de Galicia inspeccionado de forma aleatoria por los técnicos de Sanidade Vexetal de la Xunta. Ahora, los biólogos de Abegondo cortarán los esquejes en pequeños trozos y los meterán en un caldo de cultivo para comprobar si están afectados por el hongo del fusarium, también llamado chancro resinoso, una plaga que se extiende por Europa y que comenzó a detectarse en Galicia hace unos años. Si las pruebas dan positivo, el vivero del que proceden las muestras deberá destruir toda esa partida de esquejes.

Siguiendo este proceso, que se aplica a todo tipo de especies y cultivos, el departamento de Sanidade Vexetal de la Xunta ha destruido en los últimos tres años casi 20 lotes de esquejes infectados, indemnizando con casi 300.000 euros en total a los propietarios de los viveros afectados, la mayoría de ellos situados en la provincia de Lugo. Casi todos los lotes destruidos eran esquejes de pino afectados por el fusarium, una de las enfermedades forestales que están en cuarentena y bajo vigilancia en Galicia, aunque también se quemaron algunos rodales infectados por este hongo que ya estaban plantados en el monte. Y el año pasado la Xunta también ordenó destruir varias plantaciones de camelias y andrómedas infectadas por el hongo de la fitóftora en Pontevedra y Ourense.

Fue en el laboratorio fitopatológico de Abegondo donde se detectaron todas estas dolencias, en la mayoría de los casos realizando pruebas a petición de la Consellería de Medio Rural o incluso el Ministerio, aunque en el centro agrario de Abegondo también analizan muestras de plantas, árboles y cultivos enviadas por particulares, empresas y cooperativas.

Cuando se detecta una plaga en algún lugar de la Unión Europea, Bruselas pone en marcha un protocolo de alerta que suele acabar con la declaración de cuarentena en todos los países miembros. Los que tienen más riesgo de sufrirla, por su proximidad o relaciones comerciales con los que países que ya han sido contagiados, diseñan planes específicos para prevenir la entrada de la enfermedad, que incluyen inspecciones preventivas a nivel nacional, en función del nivel de producción de cada comunidad. Así, en Galicia son más habituales las inspecciones aleatorias de pinos, eucaliptos y castaños, plantaciones de habas o patata o, también, hortalizas como el tomate. Los inspectores recogen muestras en viveros, montes y huertas, y las envían al laboratorio de Abegondo para que los biólogos determinen si están infectadas o no. Las más importantes son las siguientes.

. El fusarium y el bersaphelencus del pino. Dos plagas amenazan a los pinos gallegos. La más antigua es el hongo del fusarium circinatum, también conocido como hongo del pino o chancro resinoso, porque en la fase más avanzada la planta genera mucha resina. Se detectó por primera vez en Galicia en 2004 en dos viveros de Lugo, que tuvieron que destruir 750.000 plantas. Y desde hace un año también se vigilan con lupa los pinos del sur de Galicia para evitar que les afecte el mortal bursaphelencus, un gusano procedente de América que ya ha devastado miles de hectáreas en Portugal, pues una vez dentro de la planta, la muerte del pie es inevitable. En este caso, las prospecciones y pruebas no las hace el laboratorio de Abegondo, sino el de la estación fitopatológica de Areeiro, en Pontevedra, por su cercanía con la frontera lusa.

. La tinta y el chancro del castaño. El hongo de la tinta es una de las plagas más frecuentes del monte gallego, aunque hay productos que frenan su avance, y plantas diseñadas genéticamente para ser resistentes a esta enfermedad, que hace que los árboles más afectados supuren un líquido negro bajo la corteza. La otra plaga que afecta al castaño gallego y para la que no hay remedios del todo eficaces es el chancro, que provoca úlceras en los cortes, secando el árbol por encima de las heridas.

. La grafiosis del olmo. Transmitido por un insecto, el hongo de la grafiosis está acabando con la gran mayoría de los olmos de toda Europa, y con el 80% de los ejemplares de la península Ibérica.

. La fitóftora (u hongo del suelo) de los alisos y las camelias. La fitóftora es un hongo que nace en el suelo y afecta a las raíces de la planta, para extenderse luego por el tallo y las hojas. Es bastante común en las camelias y las andrómedas, y en árboles de ribera como los alisos (o ameneiro, en gallego), muy presentes en las fragas gallegas.

. El fuego bacteriano (o chamuscado) de los frutales de pepita. Miles de perales y manzanos ya fueron destruidos en León tras ser contagiados por esta bacteria, que seca los árboles de copa a raíz.

. El bronceado del tomate. Se trata de un virus que empequeñece los tomates o incluso elimina la producción. Hay varios productos de fumigación para combatirlo.

. La necrosis bacteriana de la batata. Los inspectores de la Xunta suelen detectar cultivos de patata con necrosis, o podredumbre parda, pues muchos productores compran patata de siembra, de baja calidad y menor precio, para venderla luego para consumo humano. Aunque no es peligroso comerla, la bacteria contamina el suelo.

. La peste negra y el mildiu de la vid. Estas plagas que provocan manchas en las hojas afectan a los viñedos gallegos, en especial a los de Ourense, donde hay varias investigaciones en marcha para dar con los mejores remedios.