Pedro Arias fue fichado por Alberto Núñez Feijóo como cerebro económico del PP antes de las elecciones autonómicas del año pasado, pero en lo que va de legislatura sus excesos verbales acaparan más protagonismo que sus propuestas para salir de la crisis. Dos semanas después de su última polémica, ayer provocó incluso la reprimenda de la presidenta del Parlamento, Pilar Rojo, que ordenó borrar sus palabras del diario de sesiones.

Las metáforas jugaron una mala pasada al diputado del PP, que comparó la actitud del Gobierno central con la de un médico, dirigiéndose al socialista Modesto Pose, que es facultativo. "Un médico puede ser maravilloso, puede traer almohadas, tener unas enfermeras cañón, pero resulta que mata porque es incompetente", espetó Arias.

Una chispa encendió a las diputadas de la oposición, que criticaron el machismo de estas palabras y pidieron una rectificación. Arias se disculpó, pero a su manera. "Todos somos un tanto incomprensibles, tenemos unas zonas de sombra, no sólo las mujeres son el sexo oscuro; los hombres tenemos nuestras carencias", dijo.

Rojo reaccionó y pidió que retirase unos términos que, según argumentó Arias para justificarse, se referían a la terminología empleada por el padre del psicoanalismo, Sigmund Freud.

La de ayer no fue la primera trifulca motivada por el verbo ágil de Arias, que en el pleno celebrado a principios del mes de mayo auguró "sangre, sudor, paro y lágrimas" si José Luis Rodríguez Zapatero seguía al frente del Gobierno. Antes, también se había despachado a gusto llamando ejemplo de "autarquía de subnormalidad mental" el ruego del ministro de Industria para que los ciudadanos comprasen automóviles fabricados en España.

El idioma también ha generado enfrentamientos entre el que fuera rostro visible de la fundación Ágora -tanque de ideas del PP gallego- y PSdeG y BNG cuando el diputado empleó el castellano para comparecer ante la Cámara, emulando a su compañero de filas, Ignacio López-Chaves, relevado como enemigo número uno de la oposición.