Las estimaciones erradas sobre la magnitud de un vertido de petróleo en alta mar están a punto de ser historia. Un equipo de investigadores del Laboratorio de Sistemas de la Universidade de Santiago, en colaboración con la de A Coruña, trabaja en el análisis y la interpretación de imágenes de satélites gracias a técnicas de inteligencia artificial. En concreto, el objeto de estudio de su investigación se centra en la detección de partículas contaminantes en alta mar.

Más allá de grandes catástrofes como las ocasionadas por el Prestige en las costas gallegas o, mucho más reciente, la del vertido petrolífero en una plataforma de BP en el golfo de México, los investigadores se centran en las pequeñas fugas diarias procedentes de los barcos, los denominados sentinazos, ocasionados por la limpieza de los depósitos de los buques. Los sentinazos son pequeños vertidos legales siempre que se respetan las cantidades máximas permitidas y a una distancia establecida de la costa, lo que no siempre ocurre. "Existe un gran descontrol porque no es fácil hacer un seguimiento de los mismos", advierte José Manuel Cotos, profesor del Instituto de Investigaciones Tecnológicas de la USC. Los sentinazos "son más difíciles de detectar y en su conjunto son equiparables al vertido que ocasiona un gran accidente", prosigue.

La base de este proyecto no es otro que el de las imágenes que se obtienen por medio de dispositivos con sensores del tipo de los radares. "Las imágenes digitales capturadas consisten en una matriz de puntos, a cada uno de los cuales se le asigna un valor en una escala de grises", explica Cotos. Los investigadores aseguran que cada tipo de superficie terrestre presenta una respuesta diferente a este tipo de señal radioeléctrica. De modo que, en el caso de que se produzca un vertido de petróleo, el sensor lo registra como una mancha negra homogénea, con un aspecto muy diferente del que tiene el mar limpio.

Los responsables del proyecto precisan que una de las principales ventajas de los sensores de radar la constituye el hecho de que no se ven afectados por la presencia de nubes y que también pueden detectar la mancha incluso por la noche.

Lo novedoso de este sistema radica también en la integración de diferentes técnicas de inteligencia artificial y de procesamiento de imágenes "para el análisis y la interpretación de datos procedentes de sensores de radar". La perfección del sistema radica ahora en poder detectar falsos positivos, ya que no todas las manchas negras remiten a la presencia de combustibles. De hecho, la aparición de una región negra en la imagen puede deberse a una mancha de combustible o a efectos naturales como los causados "por el mar en calma, presencia de algas o masas de hielo".

El objetivo último es detectar los sentinazos en el momento en que se producen para resolverlos a la mayor brevedad, aplicación en la que trabajan en colaboración con un investigador estadounidense.