Los 120 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) desplazados el martes al incendio forestal que se inició el domingo en la Serra de Camba, Laza, no han sido suficientes para apoyar el trabajo que realizan las brigadas de extinción del Servicio Contra Incendios Forestais (Sdcif) de Medio Rural, que ha requerido un incremento del personal para intervenir y controlar los fuegos que se declaran uno tras otro en toda la provincia, pero con especial incidencia en el Macizo Central y el entorno de O Xurés.

Al puesto de mando que la UME ha instalado en la localidad de Laza tiene previsto viajar hoy la ministra de Defensa, Carmen Chacón, para visitar el centro desde el que se coordinan las tareas de extinción. Los 230 nuevos efectivos incorporados ayer elevan a 350 el total de militares movilizados en este territorio para actuar en Laza, Chandrexa de Queixa, A Gudiña y Calvos de Randín, en apoyo a los casi 700 operativos que la Consellería de Medio Rural desplegó en estos cuatro incendios forestales. La ministra Chacón estará acompañada en su visita por el delegado del Gobierno en Galicia, Antón Louro.

La UME ha enviado, a petición de la Xunta, 350 efectivos que componen seis secciones procedentes del Batallón V de León y del Batallón I de la base aérea de Torrejón de Ardoz; además de 18 vehículos autobombas y seis nodrizas. Por su parte, el Batallón de Helicópteros aporta tres aeronaves, una de transporte medio para apoyo a la unidad desplegada, otra con helibalde para ataque directo al fuego y una tercera EC-135 para control y coordinación.

La Consellería de Medio Rural clasificó el fuego de Laza como "estabilizado" a última hora de la tarde de ayer con un balance de 1.600 hectáreas quemadas. Se convierte de este modo en el incendio más grande del año y un auténtico desastre ecológico que afecta a uno de los tesoros de la Red Natura 2000.

De hecho, el dato de superficie ardida parece una broma al pisar la Serra da Camba, un territorio infernal que parece el escenario de una película de ciencia ficción rodada en montañas negras y humeantes por cuyas pistas de tierra sólo transitan brigadas forestales, palas bulldozer abriendo cortafuegos y vehículos del ejército con militares vestidos de rojo. Lograron que las llamas se quedasen justo a las puertas del parque natural do Invernadoiro, pero el desastre que han dejado a su paso es igualmente demoledor.

En los trabajos de extinción de este fuego trabajaron desde el domingo cinco técnicos, doce agentes forestales, 37 brigadas compuestas por entre cinco y siete efectivos, 15 motobombas y tres palas, además de 16 helicópteros y 14 aviones. El UME aportó 120 efectivos y el Ministerio de Medio Ambiente 12 medios aéreos.

El conselleiro de Medio Rural, Samuel Juárez, aseguró ayer que la intervención en este incendio es "muy complicada" para los medios terrestres, por lo que es "fundamental" enfrentarlo desde el aire. Apunta que cuando se inició el foco, el domingo por la tarde, "era de 16 hectáreas y apenas tenía llama, pero se reavivó en condiciones muy difíciles y se extendió muy rápidamente". Juárez añade como factor en contra la "escasez de lluvias en Ourense a lo largo de todo el verano". Precisamente el oriente ourensano estaba en alerta amarilla por lluvias pero la escasa cantidad de agua caída en Laza y la ligera bajada de las temperaturas no ha sido suficiente para minimizar el impacto del fuego.

Con todo, el efecto devastador de los incendios forestales ha consumido en el tercio oriente de la provincia y el sur, en la raia seca más de 3.000 hectáreas en una decena de frentes y un plazo de tres días. Viana do Bolo, Monterrei, Vilar de Barrio, Vilariño de Conso, Xunqueira de Ambía, Laza, A Gudiña, Castrelo do Val, Chandrexa de Queixa y Calvos de Randín son los municipios afectados.