-¿A qué se debe el estancamiento o cambio de tendencia en la demografía gallega? ¿Ha influido la crisis?

-Son muy pocos años para sacar conclusiones firmes, pero la crisis nos está afectando. Hay paro, y no puede pasarnos desapercibida la marcha de familias de inmigrantes. En general, los que están partiendo se van por no haber empleo. Es gente con un potencial de trabajo tremendamente fuerte, y son jóvenes con una fecundidad mucho más elevada que la nuestra y esto condiciona esta evolución. En los últimos años parecía que recuperábamos gente de fuera, pero se hace evidente una contracción porque la natalidad ha descendido. Si a esto se le suman recortes salariales, todo en conjunto ha ayudado a que esto suceda y lo comprobaremos con el paso de unos años.

-¿El descenso registrado es puntual o se va a mantener?

- Creo que se mantendrá mientras la crisis esté ahí, pero tan pronto se vea un horizonte de cambio, de nuevo variará la tendencia. Espero que eso sea así, al menos quiero creerlo. Además, en Lugo se está manteniendo la natalidad casi invariable, y eso que su población está bastante envejecida. Así, el interior de la comunidad, de dominio agrario, parece que mantiene la tendencia alcista. En cambio, el litoral, la zona más desarrollada de Galicia, está más afectada por la crisis.

-En el último año, cuatro de cada diez ayuntamientos gallegos registraron menos de diez nacimientos. ¿Cuánto tiempo se puede sostener esta situación?

-No lo sé. Ante la crisis actual, muchos ayuntamientos están teniendo cantidad de problemas. Seguimos envejeciendo en muchos concellos, aunque las cabeceras de las pirámides de población se mantienen. Al final, habrá que replantear, aunque es algo difícil de acometer, una reordenación de los ayuntamientos dentro de Galicia.

-En EEUU cayó la famosa gran nevada hace casi un año, y se ha registrado un aumento de la natalidad. ¿Pasará lo mismo ahora en España con la euforia por ganar el Mundial de Fútbol? Mucha gente cree que será así?

-Yo creo que pasará lo contrario. La celebración del Mundial, la mayoría la hicimos fuera de nuestra casa, todos por la calle. Si en nueve meses, veo que eso ha ocurrido te llamaré y te lo contaré, pero la euforia tampoco creo que nos lleve a tales límites. (Risas)

-A medio plazo, ¿esta tendencia podría provocar una carencia de gente en edad laboral?

-No, la demografía es un sistema, y ahora aún estamos dentro de esa población activa los de las generaciones del baby-boom. En estos momentos estamos todo este colectivo nacido entre los 50 y principios de los 60, es decir, la recuperación demográfica que no hubo al acabar la guerra en el 39. Tuvimos que esperar al desarrollismo. Ahora estamos ante una distorsión demográfica, pero como todo sistema, acabará tendiendo hacia el equilibrio. Otros países han tenido dificultades, pero los movimientos de población siempre están ahí, son consustanciales con el hombre. Tendríamos la necesidad de hacer lo de los últimos años: abrir fronteras y pasar de ser inmigrantes toda la vida a emigrantes. Ellos ocupan esos puestos de trabajo que, o por falta de personal o porque no los queremos desarrollar, permanecen vacantes.

-Hace años, demógrafos decían que se debía fomentar la repoblación. ¿La situación se agrava tras el cambio de tendencia?

-Repoblar supone buscar incentivos, es decir, un intervencionismo gubernamental para asentar población, pero si la situación laboral está mal, asentar población es tremendamente difícil, porque al contrario de lo pretendido, genera el efecto de marcharse. También es cierto que tenemos experiencia en esto como gallegos. En Europa, con la crisis del 73, decían que "os inmigrantes nosos volvían". De hecho, las tasas, a lo largo de los 70, se mantuvieron en los países de acogida. Pero si hay un intervencionismo hay que compensarlo, y si la situación económica es difícil, pues realmente en la capacidad que pueden tener los ayuntamientos para fijar población, es difícil que esto se pueda llevar a cabo.

-¿Cómo repercute la crisis en la pirámide poblacional gallega?

-Son muy pocos años para notarse, pero tendríamos una contracción muy pequeña en la base y después tendremos que ver, a nivel padrón, qué ocurre cuando confeccionemos la nueva pirámide. A ver qué está sucediendo en los brazos, sobre todo en lo referente a los adultos jóvenes, que son los que suelen venir de fuera. Hay que ver si ese colectivo se ha reducido y ahí si podríamos verificar y constatar la partida de población. El envejecimiento, la cima piramidal, se va a mantener más o menos estable, pero el problema sería que tendríamos que ver como quedan los brazos de mujeres y varones en esas edades laborables. Lo más importante es ver si ahí hay pérdida. Entonces sí corroboraríamos que la crisis ha afectado enormemente al mundo laboral y a la pirámide de población.