-¿Por qué surge el proyecto Digna Rabia?

-La investigación sobre la represión estaba demasiado centrada en la padecida por los hombres y en el periodo de la Guerra Civil. Nos preocupaba saber cómo habían sobrevivido las mujeres al horror de vivir una dictadura y cómo eran capaces de reflexionar sobre ese periodo, de conceptualizarlo, de denunciarlo y de, ser el caso, de alejarse de él.

-La mujer ha estado durante décadas recluida por el sistema patriarcal que dominó el franquismo. ¿Esta situación se hizo más notable en Galicia?

-No creo que Galicia sea una anomalía en relación a otras comunidades. El documental Digna Rabia permite universalizar las condiciones de las mujeres gallegas bajo el franquismo. Muchas mujeres en otros países bajo sistemas represivos y dictatoriales viven en condiciones similares, siempre mucho peor que los hombres.

-Aunque tras la dictadura la mujer empezó a trabajar y ocupar puestos en sindicatos y partidos, los órganos de decisión estaban en manos de hombres...

-Todavía ahora muchos órganos de decisión siguen en manos de hombres. El patriarcado no sólo ha dejado marcadas a las mujeres, también a los hombres, quienes siguen creyendo en una nada incierta superioridad respecto a la mujer.

-¿Qué papel jugó la mujer en la construcción de la Galicia de hoy en día?

-Desde el punto de vista del marketing, el feminismo no ha conseguido calar en muchos sectores sociales porque tiene mala prensa y se le suele mirar con mucha hostilidad. Sin embargo, muchos de sus logros están asumidos en toda la sociedad Las feministas son las responsables de que tengamos divorcio y guarderías públicas, de que las mujeres puedan viajar sin pedir permiso al marido o de tener cuenta bancaria.

-¿La mujer de hoy en día aún sufre la resaca de las trincheras del franquismo?

-Aún quedan muchas mujeres de mentalidad franquista: sin autoestima, sin referentes, sin independencia económica, entregadas exclusivamente al hombre... Y la inquietante reforma laboral vuelve a dejar a la mujer en una situación desastrosa. Seguramente muchos hombres se creerán unos privilegiados, pero es un error, porque tal camino solo nos lleva de nuevo a la barbarie. Y ojo, cuando vengan a por los hombres, igual ya no queda nadie para protestar.