El pasado 25 de noviembre la Xunta puso fin a su colaboración económica con Renfe para financiar el déficit de los 31 servicios ferroviarios más deficitarios de Galicia. El Gobierno gallego alegó que tras 15 años de aportación la compañía ferroviaria no había conseguido aumentar el número de viajeros ni hacer rentable ninguno de los servicios. Los datos parecen darle la razón a la Xunta, pues el pasado año, con respecto a 2009, se perdieron 80.000 pasajeros en estas 31 líneas, casi un tercio de los usuarios. De 270.125 viajeros se pasó a 174.789 a finales del pasado noviembre, que extrapolando los resultados a los doce meses, llegarían a 190.700.

El servicio más deficitario en términos absolutos es el que recorre a primera hora de la mañana A Coruña-Monforte, que se prolonga hasta Ourense los domingos. Su funcionamiento genera un déficit de explotación de 453.028 euros, que es la diferencia entre el coste de poner en marcha el tren y los ingresos que percibe Renfe por la venta de billetes.

Pero en términos relativos, la palma se la lleva el tren que conecta Puebla de Sanabria (Zamora) con Ourense a primera hora de la mañana, del que la Xunta financiaba solo el tramo entre Ourense y A Mezquita. El billete normal sale a menos de siete euros (con reducciones que pueden llegar al 40% si el viajero se beneficia de algún descuento), pero el coste real sube, nada menos, que a 152,16 euros de media. La razón se debe al escaso número de viajeros que utilizan esta línea. De hecho, no hay ningún otro tren que opere en Galicia con menos pasajeros.

Hasta el 25 de noviembre habían usado este tren solo 232 personas, lo que da una media de tres usuarios por convoy. Es más, durante un tercio del año, el servicio circuló sin que siquiera subiera una sola persona a bordo. Para que el tren cubriera costes, estos 232 viajeros tendrían que haber pagado 152 euros cada uno. Una minucia comparado con lo que tendrían que abonar los cuatro únicos pasajeros que usaron este servicio en mayo del pasado año. Para compensar el coste de funcionamiento del tren, por su billete tendrían que haber pagado 837 euros. Solo así se llegaría a los 3.348 euros que costó tener en servicio el tren todo el mes y recorrer 520 kilómetros. Este mismo servicio también registró los costes más elevados por viajero en el año 2009, pero no tan altos como el pasado año, porque entonces usaron el tren 286 personas. Para equilibrar el gasto de explotación, por su billete tendrían que pagar 130,55 euros.

La colaboración económica con Renfe comenzó en el año 1996 como consecuencia de la política de la compañía, que amenazó con suprimir servicios en aquéllas líneas deficitarias de débil tráfico. Para mantener activa toda la oferta, la Xunta subvencionaba la diferencia entre los ingresos por la compra de billetes y los costes de funcionamiento. En los años 2009 y 2010 se financiaron 31 servicios, seis de ellos en entre Pontevedra y Vigo, a pesar de que no se trata de una relación de débil tráfico.

En 2009 utilizaron estas líneas subvencionadas 270.125 viajeros que provocaron un déficit comercial de 3,78 millones, porque el número fue insuficiente para cubrir los costes de funcionamiento. Y el pasado año empeoró la situación al reducirse casi un tercio la cifra de pasajeros. El déficit, según los datos aportados por la Consellería de Medio Ambiente, fue de 3,84 millones de euros, eso sin contar con el mes diciembre, porque la Xunta cortó su colaboración con Renfe el 25 de noviembre. En el conjunto de las líneas deficitarias, cada tren fue utilizada por una media de 17 personas y que sus aportación, mediante la compra de billetes, solo para cubrir el 12,6% de los costes.

En quince años de convenios con Renfe, la Xunta financió con más de 30 millones el mantenimiento de las líneas deficitarias, pero con el objetivo final de que la compañía ferroviaria las hiciese rentables. "Sin embargo, no solo no han dejado de ser deficitarias en todos estos años, sino que cada vez son menos utilizadas", sostiene la Consellería de Medio Ambiente.

Con estas razones, el Gobierno gallego cortó la colaboración económica con Renfe el pasado mes de noviembre, un momento en el que además la crisis obligaba a realizar recortes en el gasto público. En todo caso, la Xunta argumenta que los usuarios disponen de otros modos de transporte para sus desplazamientos. "No se puede seguir subvencionando corredores ferroviarios que no son rentables desde ningún punto de vista, en especial si además esos corredores disponen de servicios por autobús alternativos", asegura el Gobierno gallego.